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((**Es12.130**) peligrosos. Otra manera de mortificar los ojos es frenar la curiosidad; nunca, jamás leáis libros que hablen contra la religión, que sean inmorales, o aun sólo peligrosos para vuestra edad. Como ya os he dicho y repetido muchas veces, echad al fuego estos libros cuando caigan en vuestras manos, entregadlos a vuestros Superiores, libraos pronto de esta peste. Me interesa muchísimo que cumpláis con todo rigor lo que os estoy inculcando. Además, hay que mortificar, hay que hacer ayunar a los oídos, no parándoos nunca a escuchar conversaciones que puedan ofender la pureza, o murmuraciones contra ése o aquél, contra los Superiores o los compañeros. Hacer ayunar a la lengua prohibiéndole toda palabra que pueda escandalizar, absteniéndoos siempre de decir palabras picantes contra algún ((**It12.144**)) compañero, rehuyendo hablar mal de nadie; en fin, no sosteniendo nunca conversaciones que no os atreveríais a tener ante un superior. Mortificar la gula, no buscando con afán lo que más agrada al paladar, sino aceptando lo que os ponen delante; no ser de los que están siempre deseando y se industrian para obtener un plato especial, o un vaso de vino. También podréis hacer alguna mortificación soportando con paciencia ciertas contrariedades, algo de calor, algo de frío, sin quejaros. No digáis enseguida como hacen algunos: -Escribiré para que me manden de casa esto y aquello. Si no es verdaderamente necesario, aguardad algún tiempo con paciencia, esperad, obrad con calma, id despacio, sin berrinches, sin poneros de morros, sin andar como en ascuas. Mortificaos tolerando con paz y caridad algún defectillo de vuestros compañeros, alguna molestia en el dormitorio o en la clase. En conclusión, mortificaos, no oyendo, no diciendo, ni haciendo nada que pueda ir contra el buen ejemplo. Obrando así, aunque sean cosas de poca monta, os servirán de penitencia adecuada a cada uno de vosotros, no os harán daño, os harán alcanzar el fin para el cual se instituyó el ayuno cuaresmal, os ayudarán eficazmente a vencer las malas inclinaciones y a adquirir grandes méritos para el alma. Una cosa más quiero recomandaros todavía. Comulgad frecuentemente y con fervor. Si recibís a Jesús con frecuencia en vuestro corazón, vuestra alma quedará tan fortalecida por la gracia, que el cuerpo se sentirá obligado a obedecer al espíritu. íBuenas noches! El 30 de marzo se lamentó de algún desorden acaecido durante un paseo. Expuso el hecho, manifestó su desagrado con paternal energía y exhortó a la observancia del Reglamento y al cumplimiento de los consejos de los Superiores. Se trataba de la prohibición de guardar dinero; era una cuestión sobre la que conviene saber la prudente medida tomada por él en otros tiempos, y remachada a primeros de enero, porque no se procedía de modo que se pudiera conseguir el fin que se pretendía. Quería don Bosco que todos los días y a una hora determinada uno <> vendiese a los muchachos algo de fiambres, queso, etc., a poco precio; pero de modo que sólo se pudiera pagar con <> 1 autorizados, y nunca con moneda corriente. Era su intención 1 Véase vol. XI, pág. 209. (**Es12.130**))
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