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A costa de repetir cosas ya mencionadas en el
volumen anterior, transcribiremos aquí una nota de
la crónica, que se refiere a la ausencia de don
Bosco del Oratorio durante su gira por la región
de Liguria y más allá:
<>.
íCuánto sentimos ignorar lo que hizo y dijo al
visitar las otras casas de Liguria! Suplan este
silencio, siquiera en parte, las <>, que dirigió a los muchachos del Oratorio
tres días después de su regreso. Al verlo entrar,
aquellos buenos chicos le tributaron una calurosa
ovación.
-íBuenas noches! íBuenas noches!, exclamó él
sonriendo.
-íGracias! íGracias!, gritaron todos a la par
con una nueva salva de aplausos.
Siempre que hablaba don Bosco, si alguien había
encontrado algún objeto, se lo presentaba antes de
la platiquita, para ((**It12.131**)) que
invitara a recogerlo a quien lo hubiera perdido.
Aquel día un muchacho le presentó un lápiz
encarnado, que había encontrado en el patio. Don
Bosco anunció:
-íUn lápiz encarnado! Pido tres liras. >>Quién
lo quiere?
Después de una carcajada general, el Siervo de
Dios comenzó:
Queridos hijos míos, he estado estos días
visitando nuestros colegios de Liguria. íCuánto
trabajo en todas partes! íHay mucho, muchísimo
bien que hacer! Y uno ya no sabe cómo salir de
apuros; en todas partes piden auxilio y refuerzos.
Al ver esto, iba yo diciendo para mis adentros:
-Si todos nuestros queridos muchachos del Oratorio
fueran sacerdotes capaces de realizar grandes
trabajos, y verdaderos operarios evangélicos,
habría puestos y tarea para todos.
Os lo aseguro, queridos míos, no me encontraría
apurado para emplearos a todos. Mirad cómo bendice
el Señor nuestros trabajos. Visteis cómo hace poco
más de un mes salieron del Oratorio el padre
Cibrario, el clérigo Cerruti y el coadjutor
Martino para ir a Bordighera, población atestada
de protestantes.
>>Qué podrían hacer tres individuos solos,
mejor dicho, dos, un sacerdote y un clérigo? Hacía
sólo dos semanas que habían abierto las escuelas,
cuando yo fui allá.
Hay unas cien niñas en las escuelas de las
hermanas y casi otros tantos muchachos en la
escuela del clérigo Cerruti; casi todos ellos iban
antes a las escuelas de los
(**Es12.119**))
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