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((**Es12.104**)((**It12.113**)) CAPITULO V POR LOS COLEGIOS Y EN EL ORATORIO CUANDO vemos al Beato don Bosco salir del Oratorio para ir a los colegios, acuden espontáneas a la mente aquellas palabras del Evangelio exiit qui seminat seminare semen suum (salió el sembrador a sembrar su simiente). íCómo nos alegraría, y qué bien nos vendría ahora, tener noticias abundantes de aquellas siembras providenciales! Demostraron haberlo intuido los primeros directores, al pronunciarse unánimemente en favor de las crónicas locales, donde registrar todo lo que don Bosco iba haciendo y diciendo a su paso por las casas. íQué rica cosecha de ejemplos y enseñanzas tendríamos hoy, si aquellas crónicas locales no se hubiesen quedado en un piadoso deseo! Atesorando, pues, lo poco que hemos podido escarbar acá y allá a lo largo de los meses de febrero y marzo, nos reservamos el derecho de suplir un tantico la escasez de las casas lejanas, entrando a saco en las crónicas y croniquillas del Oratorio. El Siervo de Dios fue llamado telegráficamente a Niza, y aprovechó el viaje del 20 de febrero al 11 de marzo para visitar los colegios de Liguria. Iremos tras él hasta la meta, aunque no sabemos nada de la parada que hizo en Sampierdarena. El Patronage St. Pierre estaba en vísperas de una hermosa transformación. Aquella obra no podía vivir, y menos aún desarrollarse encerrada como estaba en la planta baja y sótanos de una antigua hilandería. Además, bajo las miradas indiscretas que espiaban cuanto allí se hacía desde las próximas ventanas ((**It12.114**)) del vecindario, sufrían una situación que sabía a esclavitud. Cuando el Director fue a Turín para la fiesta de san Francisco, habló a don Bosco del chalet Gautier, junto a la Plaza de Armas, que estaba en venta y le parecía que respondía plenamente a la necesidad. Era un edificio capaz, con jardín que podía convertirse en patio de recreo; situado lejos del ruido de la ciudad, pero bastante próximo a la misma para los externos; en una posición salubérrima y encantadora. Solamente el precio no andaba muy de acuerdo con los recursos económicos de don Bosco: íSe necesitaban cien mil francos! Pero él, a la vista de la necesidad, no vaciló. El 3 de (**Es12.104**))
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