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((**Es11.91**) que él quisiese defender su causa, fijaba sin más la atención sobre el punto que, durante el debate, había sido el caballo de batalla del Ordinario. DECLARACION DE NO RECIBIR EN ADELANTE NINGUN SEMINARISTA DEL SEMINARIO Eminencia Rvma.: Para no molestar inútilmente a V. E. Rvma., me he abstenido hasta el presente de darle cuenta de nuestro asunto; hoy, después de presentarle mis más vivos sentimientos de agradecimiento por la gran caridad que nos dispensa, le daré cuenta de lo ocurrido. El Arzobispo de Vercelli me escribió enseguida, pidiéndome le hiciese una relación de las divergencias entre nuestra Congregación y nuestro Arzobispo. Así lo hice. Poco después, vino él en persona y quiso que le diera explicación detallada de todo; fue, luego, a nuestro Arzobispo, a quien le expuso todo, insistiéndole para que le dijera los motivos que le movían para abrumar de modo tan violento a nuestra pobre e incipiente Congregación. Después me refirió lo siguiente: -Le hice hablar mucho, le pregunté sobre cada uno de los puntos; él aseguró continuamente que no tenía nada contra vos, y de lo único que se quejaba era de que don Bosco recibe a sus seminaristas de Turín sin pedirle ningún permiso. Manifestó el deseo de hablarme y fui el jueves. Después de hora y media de antesala fui recibido; hablamos cortésmente de vaguedades; pero al llegar al tema no pudimos hablar; yo me retiraba re infecta (como de cuestión envenenada), cuando llegó el Arzobispo de Vercelli, que me detuvo y me invitó a continuar la ((**It11.99**)) conversación en su presencia diciendo: -Cada uno puede hablar aquí libremente. Don Bosco. -No deseo saber más que lo que disgusta a nuestro señor Arzobispo, para procurar evitarlo. Monseñor Gastaldi.. -Yo no tengo nada contra esta Congregación; pero hay un escándalo, que no puedo tolerar, y es: por qué se recibe en ella a mis seminaristas, con lo que todo se desordena. Don Bosco. -Hasta ahora no he tenido ni un clérigo del Seminario de Turín que forme parte de nuestra Congregación. Monseñor Gastaldi. -Sí que los hay; y quien lo niegue, niega los hechos. Don Bosco. -Ruégole, Monseñor, que me crea. Hasta hoy (4 de febrero de 1875) no hay un seminarista de los suyos formando parte de los Salesianos. Monseñor Gastaldi. -(Al llegar aquí montó en cólera; dijo después que yo quería hacer sus veces de obispo y añadió): Si no los aceptó en la Congregación, los recibió en su casa y esto me molesta. Don Bosco. -Repliqué que en las casas de su diócesis no había ninguno de sus seminaristas como Salesiano, ni como asistente. Sucedió que se acogió a uno en Alassio, diócesis de Albenga, donde fue recibido para impedir las amenazas e insultos preparados contra el Arzobispo por los padres de aquel seminarista; pero fue recibido como asistente, si bien él aspiraba a ingresar en la Congregación. Monseñor Gastaldi. -Esto no lo puedo permitir, no puedo. Don Bosco. -Como ya tuve el honor de escribirle, parece que las disposiciones de(**Es11.91**))
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