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eran honrosos para ambas partes. Alguna
divergencia, quizá no ignorada por el Arzobispo de
Vercelli, había surgido desgraciadamente entre el
Arzobispo de Turín y don Juan Bosco, por asuntos
concernientes a la Congregación Salesiana;
sinsabores de esta índole siempre resultaban
enojosos y las más de las veces producían graves y
deplorables consecuencias. Para remediarlas Su
Eminencia habia hablado con el Padre Santo; y éste
se había dignado indicar, como el mejor partido,
la intervención del Arzobispo de Vercelli <>;
se esperaba, pues, de su ((**It11.94**)) cordura
y prudencia el cese de aquel lamentable estado de
cosas 1.
Monseñor Fissore, para empezar, se dirigió a
don Bosco (y debe haber hecho contemporáneamente
lo mismo con el Ordinario), rogándole que le
indicara cuáles eran los puntos de divergencia
entre él y el señor Arzobispo, respecto a su
Congregación; pero que de momento no hiciera
referencia a esta demanda, y procurara en tanto
informarle con cierta exactitud y minuciosidad 2.
Don Bosco no tuvo nada que observar sobre la
mediación, ni sobre la persona del mediador; más
aún, en la cuarta conferencia de las de enero,
después de informar aparte y prudentemente sobre
la cuestión a los principales de la Congregación,
manifestó su alegría de que interviniera monseñor
Fissore, porque, decía, <>.
Don Bosco contestó a vuelta de correo al
Arzobispo de Vercelli con esta carta:
Excelencia Rvma.:
V. E. Rvma., me pide le diga cuáles son los
motivos de divergencia entre la pobre Congregación
Salesiana y S. E. Rvma. nuestro Arzobispo, y es
precisamente lo que yo he querido averiguar,
intentando hablar con él mismo. Le diré cabalmente
lo que sé. Motivos, ninguno que yo conozca.
Alega el Arzobispo: que don Bosco recibe en su
Congregación a los seminaristas expulsados del
Seminario. Hasta ahora (12 de enero del 1875) no
hay ninguno de tales seminaristas que forme parte
de nuestras familias.
Que don Bosco hace imprimir cartas del
Arzobispo sin decirle nada. Nunca me ha pasado por
las mientes. Que don Bosco organiza ejercicios
espirituales sin su permiso. Hace treinta años que
se vienen haciendo estos ejercicios con permiso de
todos los obispos anteriores, confirmado por el
mismo monseñor Gastaldi. Apenas se opuso a ello, o
mejor, apenas escribió Monseñor diciendo que
desaprobaba aquellos ejercicios para maestros y
profesores de escuelas, se abandonó por completo
la idea
1 Carta del mismo a monseñor Fissore, con
idéntica fecha.
2 Carta de monseñor Fissore a don Bosco, 14 de
enero de 1875.(**Es11.87**))
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