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negarlo, pues nos faltan pruebas. El hecho es que
la Asociación continuó tranquilamente su labor por
todas las naciones del mundo, visiblemente
bendecida por Dios y universalmente aceptada por
los hombres. Hoy se sabe bastante bien qué son y
qué buscan los Cooperadores Salesianos; sin
embargo, muchos siguen en el error de creer que
ellos forman un cuerpo auxiliar que, a los flancos
de la Congregación Salesiana, unen a ella estrecha
y exclusivamente su colaboración. No era ése el
pensamiento de don Bosco. Un día del año 1876 se
encontró en San Pier d'Arena con don Angel Rigoli,
párroco de Somma Lombardo, y entre broma y serio,
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definióle de este modo a los Cooperadores
Salesianos: <>.
Sin duda alguna, don Bosco apuntó muy alto y muy
lejos. Le encaja maravillosamente el elogio que
hace la Sagrada Escritura del sumo sacerdote
Simón: En su vida reparó la Casa (de Dios); y en
sus días fortificó el santuario 1. En la mente de
don Bosco había germinado el concepto de la actual
Acción Católica.
1 Si.L,1.(**Es11.82**))
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