((**Es11.72**)
tercera Orden de su benemérita Congregación, ya
aprobada definitivamente por la Santa Iglesia, me
parece que es muy oportuna y diría providencial en
las actuales condiciones de la sociedad, lo mismo
por la finalidad que persigue, que por la
organización y modo de funcionar que se ha
trazado, muy a propósito, a mi entender, para
llevar a la práctica las afectuosas
recomendaciones tan repetidamente hechas por el
Padre Santo a este propósito 1>>.
Con la carta anteriormente ((**It11.76**))
referida 2, don Bosco se valió de los buenos
oficios del cardenal Berardi para hacer llegar a
la Santa Sede sus súplicas, avaladas con las
cartas comendaticias episcopales.
El no podía todavía pedir la aprobación
definitiva, que no se acostumbra conceder sino
después de un decreto de alabanza. Por tanto
presentó una humilde instancia al Padre Santo para
que se dignase conceder las siguientes facultades:
1.° que el Superior General pudiera hacer
partícipes a los bienhechores externos de las
gracias e indulgencias otorgadas a los religiosos
internos; 2.° que el Superior General pudiera
delegar a los directores de las casas particulares
para comunicar los mencionados favores.
En el Breve de concesión, con fecha del 30 de
julio de 1875 3, don Bosco tuvo la alegría de leer
que los bienhechores de su Sociedad eran
considerados como si fuesen Terciarios. Se había
dado un gran paso.
Pero don Bosco no se detuvo a mitad de camino;
quería conseguir la aprobación formal de la Santa
Sede. Por eso, el 4 de mayo de 1876 presentó al
Padre Santo una humilde súplica, concebida en
estos términos:
Beatísimo Padre:
Desde el día en que V. S. se dignó aprobar
definitivamente la humilde CONGREGACION DE SAN
FRANCISCO DE SALES ha crecido notablemente el
número de sus socios y se ensancha mucho el campo
del apostolado a ella confiado. Y en vista de la
creciente necesidad, aumentó también el número de
fervorosos seglares y eclesiásticos, que
ofrecieron con solicitud su cooperación y
unánimemente pidieron una especie de reglamento
que sirviese para conservar uniformidad en sus
actividades y asegurar la estabilidad de los sanos
principios que sólo se encuentran firmes en
nuestra Santa Religión Católica. Este Reglamento,
Beatísimo Padre, se redactó con el título de
COOPERADORES SALESIANOS, y por medio de él se
pretende invitar a los que viven en el mundo, que
vengan a ayudar a cultivar la mies que forma la
finalidad de la PIA SOCIEDAD SALESIANA.
Vuestra Santidad ya se dignó hacer examinar,
bendecir y recomendar este proyecto. Muchos
Obispos se mostraron solícitos para acogerlo
((**It11.77**)) en sus
respectivas diócesis:
1 Carta del 16-4-1875.
2 Pag. 24.
3 Véase: Apéndice, documento n.° 6.(**Es11.72**))
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