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el primer reglamento; y, aunque se promete
repetidas veces en los siguientes, no se empezó a
publicar hasta el mes de agosto de 1877.
No se mienta en estos programas a las señoras.
>>Quizá no pensaba don Bosco en ellas? >>O creía
que podría prescindir de la cooperación femenina?
Nada de eso. Un día, en que estaba hablando
familiarmente con don Julio Barberis, después de
decirle que ya estaban en marcha las clases para
los Hijos de María y que pensaba en <>, prosiguió diciendo: <>. Pero, cuando poco después fue a
Roma y presentó a Pío IX su proyecto de los
Cooperadores Salesianos, el Papa, al ver que
((**It11.74**)) en él
no se hablaba de las Cooperadoras, desaprobó
expressis verbis tal exclusión.
-Las mujeres, dijo, siempre tuvieron parte muy
importante en las buenas obras, en la misma
Iglesia, y en la conversión de los pueblos.
Ellas son caritativas y emprendedoras, cuando se
trata de sostener las obras buenas, hasta por
inclinación natural, más que los hombres. Al
excluirlas os priváis de la mejor ayuda.
Y el Siervo de Dios, para quien un deseo del
Papa era un mandato, dejó de lado su modo de ver
y, apenas aseguró la existencia de los
Cooperadores, agregó las Cooperadoras.
Antes de continuar la narración, queremos traer
aquí dos aclaraciones de don Bosco, que, si bien
las hizo bastante más tarde, resultan muy útiles
para comprender la letra y el espíritu de su Obra.
En una conferencia pública, dada por él en Borgo
San Martino el 1.° de julio de 1880, repitiendo y
completando un concepto que se lee en el proemio
de los tres programas, dijo así:
<> 2.
1 Crónica de don Julio Barberis, 19 de febrero
de 1876.
2 Boletín Salesiano, agosto 1880, pág.
9.(**Es11.70**))
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