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como nos ha sido expuesto. Pero, ante todo, el
Ordinario de Turín no se quejó nunca de la Obra,
sino del <> y colegio <> 1;
por otra parte, en las gestiones tenidas
directamente entre don Bosco y Roma es muy
probable que sirviera, como título de
reconocimiento, el positivo beneplácito del
Arzobispo de Génova para la erección de la Obra de
San Pier d'Arena; el Director, don Pablo Albera,
por encargo de don Bosco recurrió allí a monseñor
Magnasco, que aprobó la Obra y otorgó el
imprimatur para la publicación del Programa,
impreso en la tipografía del Hospicio 2. Por
tanto, la concesión de los favores espirituales no
caían en el vacío, por considerarlos subrepticios.
El descontento del Arzobispo se exacerbaba aún
más por su persuasión de que, con la Obra de María
Auxiliadora, don Bosco llevaba el agua sólo a su
molino. En efecto, aquel año, predicando en la
iglesia del Espíritu Santo de Turín, después de
recomendar la Obra en favor de los clérigos
pobres, había añadido: <((**It11.67**)) ninguna
ayuda>>. La alusión era clara, tanto que todo el
auditorio comprendió muy bien por dónde iban los
tiros; ya que en Turín sólo salían misioneros para
el exterior desde Valdocco.
En la Unidad Católica apareció la carta de
monseñor Cagliero, mandada desde América, como don
Bosco había solicitado. Pero no se volvió a hablar
más de la Obra de María Auxiliadora. A don Bosco
no le hubiera correspondido dar ningún paso ante
la Curia, puesto que, aparte de la comunicación
confidencial del teólogo Margotti, no recibió
ninguna otra notificación. Sin embargo, dirigió al
Ordinario esta correctísima carta.
Excelencia Reverendísima:
Me comunica el teólogo Margotti que no
publicará el programa de la Obra de María
Auxiliadora, si antes no doy a su Excelencia
Reverendísima las debidas informaciones. Y yo le
doy esta aclaración con mucho gusto.
Esta obra, como recordará V. E., se hubiera
comenzado en Turín; mas, para evitar ciertas
dificultades, se llevó a otra diócesis y
precisamente a San Pier d'Arena, diócesis de
Génova. Aquel Arzobispo aprobó y recomendó en
distintas ocasiones el proyecto, bendecido y
recomendado por el Padre Santo.
El bendijo la primera piedra del nuevo
edificio, que ya está casi terminado.
Informado de todo ello el Padre Santo, hizo que
una comisión examinara el proyecto y, de acuerdo
con las cartas comendaticias de varios Obispos,
publicó el
1 Carta al cardenal Bizzarri, 25-8-1876.
2 Procesículo o Positio super dubio, etc.,
1921, pág. 126.(**Es11.64**))
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