((**Es11.508**)
c) Carta de Monseñor Federico Aneyros, Arz.
de Buenos Aires
Rvmo. don Bosco:
No es para dicho con cuánto placer he abrazado
a sus hijos que, con una resolución tan heroica,
han dejado Italia para venir a estas lejanas
tierras. Nuestro buen Dios bendecirá ciertamente a
su Instituto entre nosotros, y prenda de esta
celestial bendición es la que tan amorosamente nos
ha dispensado nuestro Santísimo Padre Pío IX.
Fortalecidos por él, harán seguramente mucho bien,
no sólo en San Nicolás, sino también en esta
capital, en donde es convenientísimo que tengan
una casa, para facilitar la comunicación con V. R.
y también porque podrán hacer aquí un bien
inmensamente mayor que el que harán en San
Nicolás. Sólo aquí, los italianos son unos treinta
mil, y la mayoría de los sacerdotes italianos que
aquí vienen, se me oprime el corazón al decirlo,
vienen para ganar dinero y nada más. Creo, pues,
convenientísimo que sus hijos tomen la dirección
de la iglesia italiana que aquellos buenos
hermanos les ofrecen. Así prestarán un servicio
inmenso no sólo a los italianos, sino también a
los nuestros. Vuestra Reverencia puede estar
tranquilo respecto a sus hijos; siempre tendrán en
mí un padre amantísimo y solícito por su bien
espiritual y material.
El Señor conserve por largos años la preciosa
vida de V. R., a quien me encomiendo en sus santos
sacrificios y oraciones.
Acepte los sentimientos de mi merecido aprecio,
con el que me confirmo
De V.R.
Buenos Aires, diciembre 18 del 1875.
Su
afmo. y s. s.
FEDERICO ANEYROS
Arzobispo de Buenos Aires.
((**It11.604**)) d)
Carta del comendador José Francisco Benítez (El
original en latín)
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
-Buenos Aires, en la ciudad de la Santísima
Trinidad, 19 de diciembre de 1875.
Salve, Rvmo. Padre Juan B. Bosco; con el mayor
ardor deseo que estés bien.
Perdona, Señor, que, dejando de lado el
lenguaje vernáculo, abuse del idioma de los
romanos, para que mis palabras te expresen más
claramente mis sentimientos de agradecimiento y
reverencia. Leí y releí tus cartas y recibí tus
nobles regalos como prenda de tu amistad y
benevolencia.
Tras una corta y feliz travesía, llegaron tus
hermanos a orillas de este río argentino, a bordo
el barco Savoie. Parece que vienen dispuestos con
el mayor entusiasmo para empezar los trabajos, que
beneficiarán al pueblo, especialmente con la
educación de los muchachos, la catequesis de los
ignorantes y la predicación de las buenas
costumbres. Por tanto, son de esperar los mejores
frutos, con la ayuda del Señor y de la Inmaculada
Virgen María Madre de Dios.
No sólo se ejercitará su paciencia con estos
trabajos, sino que además habrán de tolerar las
dificultades en el hablar, el oír insultos, el
leer en la prensa injurias y calumnias. No será
mejor la vida de los discípulos que la del
maestro.
Subiremos a la ciudad de San Nicolás de los
Arroyos y encontraremos gentes con las mejores
disposiciones de ánimo para los hermanos.
(**Es11.508**))
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