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diócesis, difundir el correspondiente programa,
hacer cualquier cuestación, etc., etc...
Le respondí que me sujetaría totalmente a sus
órdenes.
Y entonces decidí hacer el experimento de la
Obra de María Auxiliadora ((**It11.50**)) en la
casa de San Pier d'Arena, diócesis de Génova,
donde gozo del consentimiento pleno del Arzobispo.
Otros Obispos me piden también que se vaya a
abrir en sus diócesis algo semejante y espero que
en años sucesivos podré contentarlos.
Me parece que de este modo el Arzobispo de
Turín no tiene de qué lamentarse y, si así lo
desea, ponga él mismo manos a la obra y llegue a
un acuerdo con el Obispo de Ivrea, puesto que yo
veré con gusto que hagan ellos en sus diócesis lo
que no consideran oportuno que haga otro.
Y así, multiplicados los brazos y el esfuerzo,
mayor será el éxito de la empresa.
Si V. E. tiene algún consejo que darme, lo
recibiré como un verdadero acto de caridad; ya que
esta obra, aun siendo como es según la voluntad de
Dios, requiere ser ejecutada con suma prudencia,
como lo serían las sugerencias de V. E.
Escribo esta carta desde la casa de María
Auxiliadora, donde he dado una tanda de ejercicios
espirituales para ciento cincuenta señoras,
dirigidas por las religiosas en lo tocante a la
disciplina y a los cuidados materiales. Se trata
de las Hijas de María, de las que ya hemos hablado
alguna vez y que aumentan mucho; tienen ya las
escuelas de un pueblo, un internado y dos casas en
otras diócesis. Mornese pertenece a la diócesis de
Acqui, y el obispo diocesano, monseñor Sciandra,
nos hace verdaderamente de padre y nos dirige en
todo.
Dígnese compadecer benignamente las continuas
molestias que le ocasiono y permítame que con el
mayor agradecimiento me profese,
De su Excelencia Reverendísima
24 de agosto de 1875
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D.-Para evitar cualquier choque, no se
imprime en nuestra tipografía el proyecto y el
programa de la Obra de María Auxiliadora, aunque
ya se había empezado; se imprime en Fossano, con
el visto bueno y la aprobación del Obispo, que es
el benévolo monseñor Manacorda.
Pero el Ordinario no tenía paz ni sosiego. El
25 de agosto, en una comunicación al cardenal
Bizzarri, después del asunto oficial acometió el
tema que le inquietaba, explayándose en
reconstruir la historia de la Obra según su punto
de vista. Mas, mientras esperaba que le llegara de
Roma alguna respuesta, don Bosco recibió esta
consoladora cartita del cardenal Antonelli:
((**It11.51**)) Ilmo.
señor don Bosco:
Se ha prestado la debida atención a cuanto V.
S. Ilma., me exponía en su carta del 8 de agosto
ppdo., referente a las dificultades para realizar
en esa ciudad su proyecto de la Obra de María
Auxiliadora para las vocaciones al estado
eclesiástico. Ante tales(**Es11.50**))
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