((**Es11.47**)
Allí se debían dirigir las solicitudes, según el
programa. Por eso, escribiendo a monseñor
Vitelleschi, exclamaba: <>.
La calma soberana del Siervo de Dios durante
esta fastidiosa contienda, jamás se vio vencida;
lo que resulta más admirable, si se considera que
no era sólo esta cuestión, sino que se entrelazaba
con otras más graves, y todo en medio de una
multitud de asuntos y ocupaciones capaces de
absorber la actividad de un hombre de los más
emprendedores. Nos sigue dando pruebas de esta
calma inalterable su correspondencia epistolar. He
aquí la respuesta de don Bosco a una carta
apremiante del 11 de agosto, citada poco antes por
nosotros mismos.
Mi siempre querido señor Teólogo:
Como ya te dije en mi carta del 8 del corriente
mes, en mi grandísimo deseo de no proporcionar
sino, por cuanto yo pueda, disminuir los disgustos
de mi superior eclesiástico, he pensado transferir
a otro lugar, si llega el caso, la instalación del
proyecto de preparar los jóvenes mayores para la
carrera eclesiástica. Tal ha sido también el
consejo que me ha dado una persona de las altas
esferas, que ama mucho a nuestro Arzobispo y
demuestra mucha benevolencia con nuestra pobre
Congregación.
((**It11.47**)) Tú
haces alusión a dos condiciones 2 que, aunque de
por sí sean laudables, destruirían enteramente la
autonomía de la Obra que dejaría de ser general,
para convertirse en diocesana.
Por otra parte, yo debería enviar de nuevo el
proyecto al Papa que, como ya hizo la otra vez, se
lo confiaría a una comisión para que lo examinase
y, según su relación, otorgaría las indulgencias
prometidas. La cuestión se prolongaría mucho,
tanto más cuanto que ya he recibido carta de un
Obispo que me prohíbe introduzca tal Obra en su
diócesis, si la dirección y administración es de
otro ordinario diocesano.
Mucho lo siento; pero mi proyecto no ha sido
bien entendido; si no me viera obligado a hablar y
escribir siempre por medio de un intermediario, la
cuestión hubiera sido seguramente mejor entendida.
Si alguno pretendiera fundar una obra diocesana,
el Ordinario es libre para admitirla o modificarla
según le pareciere, pero aquí se trata de una Obra
general, que tiene por finalidad recoger cierto
número de jóvenes. Habrá dos o tres de una
diócesis y de otra ninguno. Puede suceder que
pasen varios años sin que aparezca ninguno de
nuestra Diócesis. Es una obra que tiende a ayudar
a las Ordenes Religiosas, a las Misiones, y que
también prepararía alguno para presentar a los
Ordinarios, sin haber causado a los mismos la más
mínima molestia material ni moral.
1 Carta citada.
2 <>. (Carta del 11 de
agosto).(**Es11.47**))
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