((**Es11.468**)
Bra-Alessandria
((**It11.557**))
Alessandria-Casale
Cantalupo-Acqui.
Cuando me deba servir de otras líneas
recurriré, cada vez, en demanda de billete para
esas líneas o para el trayecto determinado.
Los nombres de los titulares del talonario son:
Rvdo. Juan Bosco, Director de los Oratorios
Masculinos y Rvdo. Angel Savio, Ecónomo.
Pido a Dios derrame sus celestiales bendiciones
sobre usted, señor Comendador, y sobre todos los
Señores de esa benemérita Dirección, mientras
tengo el honor de poderme profesar con profunda
gratitud,
De S. S. Ilma.
Turín, 15 de enero de 1875.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
12
DON JUAN BAUTISTA LEMOYNE A DON
BOSCO
Amado Padre en N.S.J. C.:
Ya hemos visitado a bastantes de estos
verdaderamente nobles y santos prelados, los
cuales nos han recibido con toda amabilidad y
cordialidad.
Monseñor Ricci prometió que nos conseguiría una
audiencia con el Padre Santo, a pesar de que las
continuas ocupaciones de estos días y el cansancio
del Venerable Apóstol lo hacían difícil.
El cardenal Berardi nos pareció un verdadero
padre; se interesó mucho por las últimas noticias
referentes al Oratorio, entró en detalles sobre la
oposición del Arzobispo, con mucha confianza y
evidente desaprobación de lo que hace con
nosotros. En la conversación pusimos de relieve
cómo don Bosco y la Sociedad siempre se han
mostrado obedientes a los sínodos v a las órdenes
del Arzobispo, siempre dispuestos a defenderlo
cuando no se tratara de ir contra la evidencia de
los hechos, hechos que desgraciadamente
ocasionarían continuos choques con el Clero
turinés en guardia contra el Superior, si no fuera
por la virtud consumada de muchos sacerdotes. Su
Eminencia aprobaba y dijo sonriendo:
-El Sumo Pontífice ya se lo dijo al mismo don
Bosco: <<>>No fue usted quien lo quiso?>>. Por lo
demás, concluyó diciendo, es una cruz, es una
prueba.
Habría seguido hablando pero llegó el cardenal
Billio. Ya nos había dicho que S. E. M.
Vitelleschi, había estado ((**It11.558**))
aquella misma mañana para pedirle noticias de
nuestra Sociedad y que él le había puesto al
corriente sobre algunos puntos. No añadió más y
nosotros no preguntamos. Su cuñada está
completamente curada y su madre se encuentra bien.
El cardenal Martinelli nos trató como a
hermanos, diría yo. Se detuvo explicando lo largas
que resultan las diligencias para los privilegios,
pero nos dio buenas esperanzas.
El cardenal Consolini nos embelesó con su
amabilidad. íVaya hombre de corazón!
(**Es11.468**))
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