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((**Es11.466**) A mí me consta que el Venerable, deseoso de tener un entendimiento con el Arzobispo, se encomendó varias veces a nosotras, para que cuando se presentara una ocasión propicia, pudiéramos hacer alguna diligencia con nuestro pariente el señor Arzobispo. Como ya he dicho, ésta era su única intención al hacernos aquellas confidencias; es más, una vez me pidió que escribiera al Arzobispo mi tío, para lograr este intento. El tío me contestó que no eran asuntos de mi incumbencia. Esta carta la rompí hace tiempo. En otra ocasión me dijo el Venerable que le habían preguntado desde Roma sobre estas controversias y dijo afligido: -Es necesario que yo responda, y lo siento, porque lo que deberé referir desagrada al Arzobispo. Mientras decía esto, se comprendía que conservaba siempre en su corazón los antiguos sentimientos de veneración y de ((**It11.555**)) amistad con el señor Arzobispo. Por otra parte, puedo y debo testimoniar que también mi Veneradísimo tío, cuando hablaba conmigo se mostraba dolorido, más con las expresiones de pena que con las palabras, de que sus relaciones actuales con don Bosco no fueran ya como las del principio del Oratorio: también recuerdo que entonces, cuando mi tío era canónigo, iba regularmente a Valdocco a dar clase de Teología a los clérigos y por la tarde les daba repaso en casa y, además, predicaba y enseñaba catecismo a los muchachos del mismo Oratorio. Puedo también atestiguar que por aquellos tiempos mi tío socorrió económicamente varias veces al Venerable; y conservo un recibo de mil liras, que había entregado para la construcción de la iglesia de María Auxiliadora, recibo totalmente escrito por mano del Venerable. * * * Con fecha 13 de noviembre de 1876, encuentro anotado en mi diario que el Venerable me comunicó que había recibido una carta de fecha reciente de S. E. el cardenal Nina, referente a cuanto éste le exhortaba que hiciera para llegar a un acuerdo. Recuerdo que me dijo que el cardenal Nina le sugería que escribiera una carta en la que manifestara su pesar por si alguna vez él mismo o algún miembro de la Congregación hubieren faltado de algún modo al respeto del Arzobispo y que le pidiese disculpa. Supe después que también el señor Arzobispo había recibido una carta del mismo Cardenal indicándole que respondiera a la carta que el Venerable le escribiría. Así me lo contó algún Superior Salesiano. Sé también que la carta que el Eminentísimo Cardenal Nina había dirigido al Venerable, comunicaba que había escrito al Arzobispo para decirle que era deseo del Papa que, después de esto, todo quedara terminado. Cuando el Venerable me confió estas noticias le vi rebosante de alegría, porque todo había quedado arreglado. Encontré, además, entre los escritos de mi tío una carta para su secretario, el teólogo Tomás Chiuso, en la que se mostraba satisfecho. * * * Sé que durante el tiempo de las controversias, se publicaron algunos opúsculos contra el Arzobispo. Ignoro a qué se referían. Recuerdo solamente, como si fuera hoy, que oí al Venerable decirme: Se dice y se cree que don Bosco haya escrito o impreso artículos y opúsculos contra el Arzobispo de Turín; pero don Bosco está por (**Es11.466**))
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