((**Es11.441**)
Ahora que hemos hablado un poco del año pasado,
creo que conviene dar algunos avisos para poder
pasar el año próximo en la paz del Señor. Todos
mis avisos se resumen en el aguinaldo que os doy:
una cosa para hacer y dos amigos. Practicad estos
avisos ((**It11.522**)) mas no
sólo un día, ni un mes, sino todo el año.
Los dos amigos preferidos, a los que más hay
que querer son: un amigo para tratar de continuo y
otro para alternar con frecuencia.
Os presento, en primer lugar, un amigo para
tratar de continuo, que os acompañe siempre, y sea
inseparable en todo lugar y tiempo, en todas las
ocasiones, y que debe seros querido, muy querido:
es el buen ejemplo. Y a éste lo podemos tratar de
mil maneras. Podemos tratarlo recibiendo con
frecuencia y devoción los sacramentos, aconsejando
a los compañeros que se oponen al reglamento y son
reacios a las invitaciones de Jesucristo y de los
Superiores; no teniendo miedo a quien nos tratara
de santurrones, quiero decir, no teniendo respeto
humano; siendo fieles a los reglamentos,
diligentes en el cumplimiento de nuestros deberes,
modestos en nuestras acciones. íSí, sí, quered a
este amigo y seréis felices! El os ayudará a pasar
felizmente el año 1876.
Pero una cosa quisiera yo dejar bien impresa en
vuestra mente, y es el evitar a toda costa el
escándalo, el enemigo del buen ejemplo. Por favor,
procurad huir de él por todos los medios, porque
él se os presentará con cara de amigo. Mis
queridos hijos, si supieseis lo que es el
escándalo y los males que produce no querríais ni
oirlo mentar. Y, sin embargo, se comete con mucha
facilidad. Una regla, una orden no cumplida, un
encogimiento de hombros, una conversación, una
palabra mala pueden
causar un inmenso daño. íYa sabéis cómo conminó
Jesús a los escandalosos! Pero es todavía mayor el
daño que nos acarrea a nosotros mismos, si lo
cometemos. En primer lugar hace que se pierda una
alma, hace caer sobre nuestras espaldas la más
terrible condena de Dios; nos deshonra para toda
la vida y hace que se nos considere como hombres
perdidos, endemoniados. Quisiera poder describiros
al vivo este monstruo del escándalo. Pero quiero
ser breve; por tanto, sólo os diré lo que sé y
puedo:
-Evitad el escándalo y más que nada cualquier
palabra, cualquier acción, cualquier conversación,
cualquier gesto que pueda ser contrario a la
virtud de la castidad, o sea a la modestia, o que,
de alguna manera, pueda impedir a otro hacer el
bien. Estad seguros de que seréis bendecidos por
Dios, si conserváis esta hermosa virtud y si huís
de todo lo que le es contrario.
El otro amigo que os dí para pasar bien el año
es un amigo frecuente para alternar con él, para
quererse, para obsequiarse, para consagrarse a él.
íCuánto bien os proporcionará este amigo! Ya
comprendéis que os hablo de Jesús Sacramentado.
Vedlo, éste debe ser el único y verdadero amigo
vuestro; El será el consuelo en las aflicciones,
El os dará las gracias y las alegrías. De sus
manos proceden los dones de toda especie y también
las cruces; mas éstas nos las manda para probar
nuestra fe, nuestra constancia y darnos después en
el cielo su gloria.
Decidme, amadísimos hijos, >>no es verdad que
Jesucristo, el ((**It11.523**))
Santísimo Sacramento es la fuerza para los
moribundos? Sí, me respondéis. En efecto, observad
un moribundo: mirad a sus amigos tristes y
afligidos en su habitación, no se atreven a
acercarse a su cama por miedo al contagio y están
esperando la ocasión para escabullirse. Por el
contrario, no pasa esto con el Santísimo
Sacramento. Sale de la iglesia para ir a visitar
al enfermo; se acerca a él, y no satisfecho con
confortarle con su dulce visita, quiere
identificarse con él y por boca del
sacerdote le dice: Accipe, frater, viaticum qui
custodiat et perducat te ad vitam aeternam.
Recibe, hermano, el viático, el cuerpo de Nuestro
Señor Jesucristo que te acompañará como amigo
verdadero y
te conducirá a la vida eterna, a la gloria del
paraíso.
(**Es11.441**))
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