Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es11.440**) -Convendrá que guardéis silencio, si queréis oír lo que os diga. Enseguida se hizo un profundo silencio y entonces comenzó: Nos hemos reunido aquí todos para dar un adiós al año que está a punto de acabar. Dentro de unas horas sonarán las de fin del año 1875 y este año ya no volverá más. Vendrán todavía años y más años, pero el 1875 no volverá. Se esconderá en la eternidad y no quedará de él más que un ligero recuerdo. Pero, aunque el 1875 no estará en nuestras manos, tenemos, sin embargo, un año más sobre nuestras espaldas y un año menos de vida. Esta es la última vez que don Bosco os habla y os saluda en este año; y puede suceder que el año que viene, en este mismo sitio y en este mismo día, haya otro hablando en mi lugar. ->>Pero a dónde a ido don Bosco, diréis vosotros? ->>Don Bosco? Se os responderá, >>pues qué? Don Bosco está ya en la eternidad y no volveremos a verle en esta tierra. Pero recordemos un poco los sucesos del 1875, ((**It11.521**)) hasta este momento. Demos una mirada hacia atrás para ver cómo escapa nuestra vida, y cómo se adelanta hacia nosotros la muerte con la guadaña en ristre. >>Y qué vemos? Vemos gracias innumerables, beneficios recibidos del Señor y de María Santísima; vemos las buenas obras hechas y las virtudes que hemos practicado. Vemos muchas cosas bonitas. Pero también hemos de ver muchas otras, que no son tan bonitas; quiero decir, los pecados, las faltas, las desobediencias y las ofensas que hacemos a Jesús y a María Santísima. Y no sólo vemos esto. Vemos también que muchos amigos, muchos hermanos, que el año pasado estaban aquí con nosotros, en este mismo lugar y a esta misma hora, ya no están. Vemos que faltan: pasaron a la eternidad. En efecto, murieron varios durante el año 1875. El alumno Bartolomé Collo, el viejo despensero Pedro Cotta, Santiago Para, Lanteri, el clérigo Defendente Barberis (no Julio, que está aquí con nosotros), Pagani, Perini, Falletti, algunos de los cuales eran profesos y otros estudiantes o coadjutores. Pero fueran lo que fueran, murieron y nada sabemos de ellos: sólo Dios sabe dónde se encuentran. Esperamos que bien, pues todos recibieron los santos sacramentos, se confesaron y comulgaron; y por las noticias que hemos tenido de los que no murieron aquí, se puede deducir que acabaron como buenos cristianos y que ahora estarán gozando del Señor. >>Y para otro año? >>Quién sabe si de todos los que nos encontramos aquí ahora, no faltará alguno que deberá enumerarse con los que se fueron? Ciertamente para otro año no estaremos todos con vida. Y no digo quién, pero más de uno de los aquí presentes no existirá. Y no hace falta ser profeta para afirmarlo. Vemos que todos los años sucede así y que varios de nuestros compañeros parten para la eternidad. Sólo Dios lo sabe. Nosotros no podemos asegurarnos ni las cuatro horas que faltan para acabarse el año, y mucho menos el final de 1876. Pero los que se fueron a la eternidad, y que ya no están entre nosotros, me parece que están escuchando lo que voy a exponeros y que dicen: -Pero, don Bosco, el otro año también nos decía a nosotros cosas bonitas; ahora habla de nosotros... y... >>no sería mejor que dijera alguna oración en sufragio de nuestra alma? Pues sí que la haremos; y en sufragio de sus almas para que, si alguno de ellos no estuviere todavía en posesión del Paraíso, pueda llegar enseguida; diremos, por tanto, un padrenuestro, una avemaría y un gloriapatri, además del que rezaremos por el alma de los que este año deberán dejar este valle de lágrimas para ir a la eternidad. >>Qué eternidad se merecerán? Estemos preparados. (**Es11.440**))
<Anterior: 11. 439><Siguiente: 11. 441>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com