((**Es11.437**)
a tu padre, a tu madre y todas las cosas; por eso
es tu dueño, y si El te llama, no hay más padre,
ni más madre que valgan.
>>Aconsejaría yo la huida de casa, como se lee
que han hecho muchos santos, ayudados por el Señor
en su fuga hasta con milagros?
((**It11.517**)) Yo no
os aconsejo esto; pero desde el momento en que
estás aquí, y quisieran que volvieses al mundo, te
digo con franqueza que no estás obligado a
obedecer; más aún, estás obligado a no obedecer:
Obedire magis oportet Deo quam hominibus (conviene
obedecer más a Dios que a los hombres).
-Pero, dice uno >>y quién se cuidará de ellos?
Porque pasan necesidad.
Pensará en ellos nuestro Padre que está en los
cielos. Piensa en ellos el que piensa en vestir y
alimentar a los pájaros. Piensa en ellos el que no
deja morir un lirio del campo o una hierbecilla,
si así lo ha dispuesto.
-Pero yo podría buscarles un bienhechor,
consolarlos un poco; además, trabajaría más en el
ministerio sagrado, para lograr que no les faltara
nada.
->>Has venido a la Congregación para ganar?
>>Quieres que se tenga en la Congregación a uno
porque busca el lucro? Si alguno quisiere
aconsejarme así, le diría: íVade retro, Satana!
(Apártate, Satanás). Tú te has vendido al Señor y
debes procurar ganar almas para el Señor. Salvar
almas, ésa debe ser nuestra ganancia.
íAh, cuántas vocaciones ha hecho perder este
desordenado amor a los padres! Muchas veces, por
desgracia, se pierde la vocación durante las
vacaciones, en casas donde parece que no hay ni
sombra de peligro: sólo porque el afecto que los
padres nos demuestran, hace que nosotros, con la
esperanza de ayudarlos, nos quedemos con ellos, o
también que nos hagamos sacerdotes seculares.
Pero los que se hacen sacerdotes de esta manera
acaban siendo mercaderes o traficantes, más que
sacerdotes de Nuestro Señor Jesucristo.
Ahora pasemos a otro punto, esto es, a cosas
que, además de las dichas, hacen por lo común
perder la vocación; y seré breve.
Dado que yo estoy casi siempre en medio del
mundo, que visito con mucha frecuencia monasterios
y conventos, y que soy muy consultado por
religiosos, encuentro que los motivos que más
suelen alejar de la vida religiosa son: la gula,
las pocas ganas de trabajar y el descontento
producido por la murmuración.
1.° Por caridad, no os dejéis arrastrar por la
gula. Conformaos siempre con lo que pongan en la
mesa; no deseéis más. Cuando yo veo a uno que, si
puede conseguir un bocado especial, lo toma y con
tal de lograrlo, andaría una legua, cuando veo
que, si puede conseguir una botella, es feliz y lo
celebra, tiemblo pensando en la perseverancia
de ese tal, porque dicen los maestros de ascética
que gula y castidad, y especialmente vino y
castidad, jamás pueden andar juntos.
2.° Buena voluntad para trabajar. Se dirá:
-Pero es que hay trabajos que fastidian y
pesan.
Pues bien, en eso debemos ejercitarnos; estas
continuas ocupaciones son las que nos conservan la
vocación.
3.° Dice san Francisco de Sales que si una
acción tuviese cien caras, noventa y nueve
evidentemente malas y una sola ((**It11.518**)) buena,
se debe tomar la acción por esta cara y no
murmurar jamás, ni criticar.
Procurad, queridos hijos, practicar estas cosas
que vinieron a mi mente con la lectura del
evangelio de esta mañana.
Si lo hacéis así, tendréis verdadera alegría,
verdadera paz en el corazón, haréis mucho bien a
vosotros mismos y a las almas de vuestro prójimo;
y ya que parece que el Señor quiere bendecirnos de
una manera especialísima, procuremos ser dignos de
(**Es11.437**))
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