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en la vocación a la que habéis sido llamados
(Manete in vocatione qua vocati estis). Porque, si
el Señor ha puesto en vosotros el deseo y os ha
conducido hasta este punto, ((**It11.512**)) os ha
dado ya la gracia de encarnar el deseo que El os
ha despertado y es señal evidente de que es El
quien os llama aquí.
Repetirá alguno:
->>Pero puedo estar verdaderamente seguro de
haber sido llamado a formar parte de la
Congregación? >>No se ha establecido expresamente
el noviciado en todas las Congregaciones, para que
vea el novicio durante ese año de prueba,
precisamente, si el Señor lo ha llamado a esa
vida, y para dar tiempo a los Superiores de
poderlo conocer, aconsejarle y decirle después:
-Entra, pues nosotros vemos que tienes vocación:
-o bien: -Vete, pues nos hemos dado cuenta de que
no la tienes?
Respondo a la primera duda: ->>Tengo yo
verdaderamente vocación? >>Y quién lo duda?
Ciertamente la tienes. Se lo digo a cada uno en
particular y a todos en general. Ciertamente todos
vosotros habéis sido llamados a formar parte de la
Congregación de San Francisco de Sales, y el que
no corresponda, pone muy en peligro su eterna
salvación. >>Y por qué? Por dos motivos.
1.° Si vuestros Superiores o yo hubiéramos
tenido alguna duda, no os hubiéramos aceptado.
Casi todos los días hay alguno que pide venir o
entrar, y los Superiores ven que el tal no tiene
las condiciones requeridas, esto es, que no tiene
vocación, y no lo aceptan. Si vosotros habéis sido
aceptados, es señal de que vuestros Superiores,
que han sido puestos por Dios para dirigiros y que
reddere rationem debent pro animabus vestris
(deben dar cuenta de vuestras almas), conocieron
que ésta era la voluntad de Dios. Pero dirá
alguno:
->>Acaso el Superior no está actuando en favor
de su propia causa?
>>Y creéis que el Superior quiera perder su
alma y traicionar la vuestra por tener uno más en
la Congregación? >>Uno que, por no estar llamado
por Dios, no hará más que dar disgustos en Casa?
Ya veis que esta suposición sería poco feliz.
2.° Si el Señor no os hubiese llamado a este
estado tampoco os habría dado el deseo y las luces
para hacer lo que habéis hecho, ni la voluntad de
abrazarlo; no os habría puesto en las
circunstancias de poder seguir vuestro deseo; no
os habría hecho probar la satisfacción y la paz
que experimentasteis cuando supisteis que habíais
sido aceptados. No creáis que estas razones tengan
escasa importancia; son razones esenciales.
Dios el el dueño de todo y también lo es de
nuestros pensamientos.
->>Es, pues, absolutamente cierto que todos
nosotros estamos llamados a ese estado?
-Sí, totalmente cierto. Dudarlo sería lo mismo
que dudar de lo que el Señor ha hecho o ha juzgado
bien hecho. Estad, pues, tranquilos y seguros de
que vuestra vocación está asegurada y que, si
observáis las reglas de la Congregación, tenéis
ante vosotros abierto el camino, que os conducirá
derechamente al Cielo.
Respondo a la segunda duda:
->>Acaso no se ha establecido el noviciado para
dar tiempo a conocer la propia vocación?
-No, el noviciado no ha sido establecido para
eso. Yo creo que, cuando uno va conducido por buen
espíritu, esto es, aconsejado por su Director para
dar este paso y que no pretende engañar a los
Superiores de la Congregación, respecto a su
estado, sino que les abre ((**It11.513**))
sinceramente su corazón, éste, cuando entra en el
noviciado, ya tiene una vocación cierta.
Pero no basta tener vocación para hacer el bien
en una Congregación; es necesario contar con las
fuerzas suficientes para seguirla. Hay quien tuvo
vocación, no la siguió y enseguida se entregó a
los vicios, se dejó arrastrar por las malas
inclinaciones, y
(**Es11.433**))
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