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((**Es11.426**) confesor y éste le ordenó que se lo dijera todo a su madre, la cual escuchó silenciosamente la confidencia y fue a Turín en el 1875 a pedir consejo a don Bosco. El Siervo de Dios le entregó una medalla de María Auxiliadora y le dijo: -Entregad esta medalla a vuestra hija y que se la ponga al cuello. Durante dos años y algo más, la Virgen no le otorgará la gracia de verse libre de esa persona; pero le hará otra mucho mayor, la de protegerla, de manera que no le sucederá nada. La buena madre, tranquilizada con las palabras de don Bosco, volvió a casa, entregó la medalla a su hija y le contó lo que había dicho don Bosco. En efecto, durante dos años enteros siguió la persecución, y en ocasiones el peligro fue muy serio, pero la muchacha se vio siempre libre de él como por milagro. Cuando pasaron dos años y ocho días, aquella persona que, por la autoridad que sobre ella tenía, no le había permitido nunca salir y estar fuera de casa, en la festividad de la Asunción de María al cielo, la mandó a trabajar a otro pueblo a doce millas de distancia. ((**It11.504**)) La joven, infinitamente agradecida a la Santísima Virgen, no se lo hizo repetir dos veces sino que se apresuró a ir a su nueva residencia y no volvió a aparecer más por casa. Poco después se hizo religiosa en el Monasterio de las Josefinas de Cúneo, donde vivía todavía el año 1903, dispuesta a declarar bajo juramento cuanto hemos narrado. Lo mismo que el Siervo de Dios anunciaba sucesos del porvenir, leía los pensamientos más recónditos de las almas. Los dos episodios que vamos a referir también sucedieron en el año 1875. El sacerdote don Maurilio Mandillo, párroco de Bertolla 1, pueblecito en las cercanías de Turín, fue enviado un día por el padre Carpignano, filipense, a preguntar a don Bosco una cosa confidencial. El sacerdote, que frecuentaba san Felipe y no había visto nunca al Siervo de Dios, se dirigía hacia el Oratorio y se encontró con él por la calle. Don Bosco se le acercó y, sin dejarle abrir la boca, le saludó por su nombre y le dijo: -Usted viene de parte del padre Carpignano para preguntarme esto y esto. Bien; pues dígale al Padre que es así y así. Dicho esto, se despidió y le dejó pasmado, porque nadie en 1 Hasta hace poco <>. (**Es11.426**))
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