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a don Bosco <>.
Sabida la voluntad del difunto, se presentaron
para impugnarla, como herederos de sangre, un hijo
natural llamado José Felipe Protón y dos sobrinos;
e intentaron insinuar la acusación de captación
contra el Siervo de Dios y hacerlo declarar
incapaz de heredar, porque <>.
El tribunal de Turín dictó sentencia
interlocutoria el 17 de abril de 1874.
Entonces el Beato interpuso recurso de
apelación. Los dos sobrinos, oponiéndose al hijo
natural, propusieron a don Bosco una conciliación
amistosa o una transacción. Indudablemente
aquellos dos señores no tenían más derecho a la
herencia que el hijo natural; pero, como el
testamento incluía, además de varios legados en
favor de los mentados sobrinos y del mismo Protón,
otros muchos en favor de iglesias y casas
religiosas, parecióle a don Bosco que sería un mal
menor avenirse a una conciliación.
Al informarse Protón, comenzó a insultar
públicamente a don Bosco. Y téngase presente que
el 29 de septiembre de 1862, éste había llegado a
una transacción judicial con el conde Belletrutti,
según la cual él admitió que no tenía derecho a
llevar el nombre y apellido, que había tenido
hasta entonces, y que no tenía más derecho que a
la alimentación estrictamente necesaria. Pero éste
desventurado, habiéndose encontrado el 10 de
octubre de ((**It11.492**)) 1874
con el Siervo de Dios en la Avenida de San
Mauricio, en Turín, lo asaltó con tales injurias y
tan clamorosas amenazas, que unos soldados de
caballería, que pasaban por allí, acudieron a
sujetarlo. Don Bosco, que había permanecido
sereno, prosiguió tranquilamente su camino.
Y al llegar aquí nos es grato presentar la
enérgica y autorizada palabra de monseñor
Gastaldi. En Strambino, donde residía uno de los
sobrinos, había llegado a ser tan conocida la
impugnación de la herencia Belletrutti, que el
párroco, Juan Bautista Oglietti, escribió sobre el
particular al Arzobispo, el cual le contestó:
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