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((**Es11.414**) a don Bosco sobre ello fuera de las reuniones. Y, entre otras cosas, él les respondió: <<-íQué le vamos a hacer! (En Roma) se teme que un descomedimiento... Roma no quiere, yo tampoco, nadie quiere impulsarle a dar nuevos pasos falsos. Es, pues, mejor padecer algo nosotros, agachar la cabeza y callar>>. Padecer, agachar la cabeza y callar: tres palabras luminosas en medio de la gran tristeza de tantas vicisitudes. Pues bien, también en esto tenemos una prueba de que don Bosco fue enviado por la Providencia para una misión extraordinaria en el mundo. San Juan de la Cruz escribe: <> 1. Y la posteridad espiritual de don Bosco debía conducir con el tiempo muchas almas a Dios. Por eso el Señor lo enriqueció con los tesoros de su gracia y lo hizo crecer en perfección con muchas penalidades, que le llevaron al ápice de la santidad y valieron tanto para la expansión animada de su espíritu en su Congregación. 1 La llama viva del amor. C. 2; Milán, Liga Eucarística. (**Es11.414**))
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