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El Cardenal, que tantas pruebas de sincero
aprecio a don Bosco había dado, respondió con la
mayor solicitud posible.
Ilmo. señor don Juan Bautista Bonetti, Director
del Colegio Seminario de San Carlos, Borgo San
Martino:
Sin demora alguna presenté y puse en manos de
Su Santidad la carta que me envió con este fin,
adjunta a la suya del 28 de diciembre último.
Al darle esta noticia, le agradezco sus
augurios para el nuevo año, asegurándole que
también yo formulo los mismos votos por su bien.
De V.S.
Roma, 3 de enero de 1876.
Su seguro servidor
J. C. ANTONELLI
En tan grave apuro, no podía el Beato dejar de
acudir con el pensamiento a su insigne protector,
el cardenal Berardi.
En efecto, apenas recibió la infausta
comunicación, se lo comunicó, rogándole le
consiguiera de Roma unas licencias generales de
confesión para cualquier eventualidad. La
amplísima facultad que el Papa le había otorgado
oralmente era cosa que tranquilizaba su
conciencia, pero inútil en el fuero externo. La
contestación inmediata del Cardenal fue de gran
consuelo para él.
((**It11.485**)) <>A pesar de ello no dejaré de hablarle
académicamente en la próxima audiencia del sábado,
y después le informaré, donde sea. Mientras tanto
manténgase alegre y no se deje abatir por estos
deplorables incidentes, porque está muy claro que
el Señor quiere probarlo y, por otra parte, es
cierto que crescit in adversis virtus (la virtud
aumenta con la adversidad)>> 1.
1 Carta del 28 de diciembre de 1875.
(**Es11.410**))
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