((**Es11.41**)
Me darás un verdadero gusto si presentas mis
humildes saludos a S. E., mientras te lo agradezco
y te saludo en el Señor, profesándome
Turín, 29-7-75.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Mientras duraba este carteo, el Ordinario había
redactado y enviado una circular a todos los
Obispos de las provincias eclesiásticas de Turín,
Vercelli y Génova induciéndolos a suscribir una
protesta para enviarla al Padre Santo contra la
Obra de María Auxiliadora. Decía en ella que había
para temer que perjudicara a los Seminarios
menores y aun al Clero de cada diócesis ya que, al
invitar a los fieles a concurrir con limosnas y
otras ofertas, las sustraería a los seminarios
diocesanos, y resultaría natural que los mejores
jóvenes, de cada diócesis, fueran después
encaminados hacia la Congregación de don Bosco.
Que él no se oponía a la aprobación del proyecto,
siempre que don Bosco prometiese que no recibiría
jóvenes menores de dieciocho años y que no los
educaría más que según el plan acordado con el
mismo Ordinario y a condición de que éste, con los
dos obispos más antiguos de la provincia, tuviera
pleno derecho para visitar e inspeccionar el nuevo
colegio, y ver si se perseguía la finalidad
propuesta sin perjuicio para los seminarios.
Llevaba razón el Obispo de Susa al responderle
que este temor por los seminarios ya estaba
excluido con el artículo quinto del programa, en
el que se dejaba en libertad a los alumnos para
volver a entrar en sus respectivas diócesis, una
vez terminados los estudios.
Además, en cuanto a lo de someter el Instituto
a la jurisdicción ordinaria <((**It11.40**)) Obispos
ir en contra de los privilegios de exención que la
Santa Sede le ha concedido. Aun cuando él mismo se
haya mostrado dispuesto a aceptar las
modificaciones que S. E. le proponga, dudo mucho
que se avenga a aceptar alguna que viniera a
menoscabar su legitima exención y disminuir su
independencia. En tal caso él se encontraría
forzado a la alternativa de seguir adelante, no
obstante la oposición de S. E.; y entonces sería
V. E. el que perdería, sin que se saliera al
encuentro de los peligros que S. E. teme; o bien
don Bosco renunciaría por completo a su proyecto,
en cuyo caso sería la Iglesia la que saldría
perjudicada, ya que quedaría privada de las
ventajas que de ningún otro modo(**Es11.41**))
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