((**Es11.409**)((**It11.483**))
Seguramente ya conocerá Su Santidad la
persecución, de que es objeto hace varios años mi
bonísimo Superior don Juan Bosco por parte del
Rvmo. Arzobispo de Turín, monseñor Lorenzo
Gastaldi.
Sé muy bien, y Os lo agradezco desde el fondo
de mi corazón, que Vos habéis procurado poner fin
a este desorden encargando expresamente de ello a
respetabilísimos personajes; pero, con vivísimo
dolor, no correspondió el éxito de las esperanzas
concebidas. Al contrario, parece que la ira del
mencionado Prelado vaya en aumento de día en día,
y últimamente ha llegado a hacerle tomar la
incalificable resolución de suspender a este
dignísimo sacerdote de confesar en la
Archidiócesis de Turín.
Su Santidad, que conoce a fondo la virtud de mi
Superior, puede muy bien imaginar si él es capaz
de cometer un delito, que merezca una pena que
sólo se impone a los sacerdotes más escandalosos.
El pobre don Bosco sufre con paciencia y hasta
con calma; pero no puede menos de resentirse su
físico; y sus hijos queridos ven con sumo pesar
cómo se va resintiendo cada día más su salud y se
va extinguiendo su preciosa existencia.
Padre Santísimo, Vos sois el más suave y al
mismo tiempo el más fuerte de los Pontífices. íAhí
Puesto que no sirvió hasta ahora la dulzura,
dignaos en Vuestra prudencia y equidad emplear
remedios más eficaces, que pongan fin a tanto mal.
Os pido esta gracia en la fiesta de los Santos
Inocentes; en el día natalicio de san Francisco de
Sales, glorioso Patrón de mi Congregación.
Quizá cometo con la presente un acto de
indiscreción con Vos, Padre Santísimo: pero, a más
de que las Constituciones Salesianas permiten a
los Socios escribir al Romano Pontífice, aun sin
conocimiento de los mismos superiores, yo suplico
y espero que Vos perdonéis tanta confianza a mi
afligidísimo corazón, ante el temor que me
atormenta de ver escándalos y desanimación entre
mis hermanos y el sentimiento de mi vehemente
gratitud a don Bosco, ya que, después de Dios,
todo se lo debo a este hombre incomparable. Si yo
tengo la suerte felicísima de encontrarme en las
mermadas filas de Vuestros combatientes, se lo
debo a él, que hace veinte años me levantó del
polvo, me admitió en su Instituto, me dedicó a los
estudios y me formó en la carrera eclesiástica; a
él debo el estar desde hace diez años al frente de
doscientos muchachos, que la divina Providencia
reúne cada año en este colegio, para aprender la
ciencia unida a la Religión y ser el día de mañana
celosos sacerdotes o por lo menos buenos
cristianos; en una palabra, a él debo cuanto sé y
soy.
Padre Santísimo, es tanta la confianza que
deposito en Vos que, en la presente grave
aflicción mi alma se alegra a pesar de todo,
pensando que Vos no tardaréis en atender los votos
de mi corazón y daréis una nueva prueba de Vuestra
Soberana benevolencia a la Congregación Salesiana,
que se gloría de teneros por Padre y Protector.
((**It11.484**))
Aprovecho esta propicia ocasión para augurar a
Vuestra Santidad un buen fin y principio de año
con todas las gracias que Vuestro gran corazón
desea y suspira. íAh, sí, venga pronto para Vos el
día del triunfo, que es el día de la paz y de la
tranquilidad de la Iglesia, de la que sois Jefe y
Maestro infalible!
Postrado a los pies de Vuestra Santidad me
profeso con profundo respeto,
De Vos, Smo. Padre.
Borgo San Martino, 28 de diciembre de 1875.
seguro
y humilde hijo
JUAN BONETTI, Pbro.
Director del Seminario Menor
en Borgo San Martino
(**Es11.409**))
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