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obstáculos y oposiciones; ya me entiende usted
bien. Reflexione, pues, coram Domino quid magis
expediat (ante el Señor qué es lo que más
conviene). Considere estas mis palabras como una
reflexión privada por mi parte y no bajo ningún
otro aspecto>>.
Los hechos no tardaron en justificar esas
prevenciones. En cuanto don Bosco obtuvo la
bendición del Papa y las cartas comendaticias de
doce obispos, se creyó con derecho para dar
publicidad a su proyecto por medio de la prensa.
Con tal fin dio un retoque al programa que ya
conocemos, lo amplió, lo precisó mejor y comunicó
la otorgada bendición pontificia, señalando las
indulgencias que se podrían lucrar en lo sucesivo
1; después se dirigió al censor eclesiástico en
demanda del non obstat, con el ruego de
comunicárselo también al Ordinario. Ocho días
tardó en llegar la respuesta; íy vaya respuesta!
Decía en ella que, en asunto de tanta importancia
debía él dirigirse personalmente a Monseñor; que
suspendiese entre tanto toda publicación sobre el
asunto, ya que S. E. preveía la necesidad de
interrogar a los Obispos de las dos provincias
eclesiásticas de Turín y de Vercelli y quizá
también al de Génova 2.
Habiéndole resultado infructuoso su intento de
conseguir una audiencia, don Bosco insistió desde
el principio por carta, explicando que la Obra de
María Auxiliadora no constituía ninguna novedad,
sino que era un simple desarrollo y
sistematización de algo ya existente en el
Oratorio de forma rudimentaria y que no se oponía
a la condición creada con la aprobación de las
Reglas, y que únicamente solicitaba el permiso de
imprenta. En la carta de respuesta llegada de la
Curia, se remachaba el clavo y se agregaba cuanto
se deduce de la siguiente carta:
Carísimo teólogo Chiuso:
Te suplico digas a S. E. Rvma. nuestro
Arzobispo, que aún no tengo decreto ni rescripto
alguno con las indulgencias, en favor de la
proyectada Obra de María Auxiliadora. El Padre
Santo las ha concedido ya, ((**It11.39**)) pero
desea que no se n hasta que no haya comenzado la
Obra, y que se comuniquen solamente a los que
hayan tomado parte en ella. Tal dijo en persona y
además por medio de monseñor Vitelleschi: pero,
antes de imprimir nada, consideraré como un
estricto deber presentarlo a S. E. Rvma., para que
haga las observaciones o modificaciones que
considere oportuno.
1 Véase: Apéndice, documento núm. 2.
2 Carta del secretario teólogo Chiuso, del 29
de julio de 1875.(**Es11.40**))
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