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Se había pedido a Su Santidad, a través de una
súplica firmada por un millón de sacerdotes y
fieles, encabezada por cardenales y obispos, que
consagrara solemnemente el mundo al Sagrado
Corazón de Jesús. La súplica fue atendida: el 22
de abril de 1875 la Sagrada Congregación de Ritos
aprobó el acto de la consagración y el Papa
concedió indulgencia plenaria, aplicable a las
almas de Purgatorio, a todos los que,
arrepentidos, confesados y comulgados, lo hicieran
el 16 de junio o visitaran una iglesia y rezaran
algún tiempo según la intención del Sumo
Pontífice. Ya hemos descrito la ceremonia que, con
tal motivo, se llevó a cabo en la basílica de
María Auxiliadora. El beato don Bosco había
sugerido a don Juan Bonetti que escribiera un
opúsculo sobre el Sagrado Corazón de Jesús.
Bonetti accedió y escribió, para las Lecturas
Católicas del mes de junio, el opúsculo El Corazón
de Jesús en el segundo centenario de su
revelación, que fue el cuarto volumen del año.
Allí expone los motivos por los que se debe amar y
honrar al Sagrado Corazón de Jesús; y después
recuerda el origen, las vicisitudes, la ((**It11.447**))
propagación y finalidad de esta devoción. Sigue el
programa de la suscripción a las Lecturas
Católicas y a la Biblioteca de la Juventud.
El sexto volumen es original del padre Carlos
Felipe de Porino y se titula El agua bendita, que
es continuación de otro, La señal de la Cruz,
publicado en abril de 1872. Da el autor unas
nociones sobre los sacramentales, expone el rito
con el que se bendice el agua bendita
ordinariamente, habla de los saludables y
maravillosos efectos que produce su empleo y
rebate la calumnia de los protestantes, de que la
Iglesia haya copiado este rito de los paganos.
El séptimo volumen contiene dos opúsculos: La
verdad de la religión cristiana, escrito por el
barón Manuel de San Juan, y Pensamientos de un
seglar sobre el Cristianismo, por Sebastián
Vallebona. El segundo es un diálogo entre un
párroco y un feligrés. En ambos se refutan los
errores de los protestantes.
El octavo es de Lemoyne; se titula Hernán
Cortés y narra la conquista de Méjico. El autor
cuenta las variadísimas aventuras del audaz
guerrero, a la par que describe las costumbres,
monumentos y ritos religiosos de los mejicanos y
los esfuerzos realizados por el misionero católico
para frenar el carácter impetuoso del conquistador
y suavizar la situación del pueblo vencido. La
narración, entresacada de buenos autores
españoles, se lee con gusto y provecho.
Los volúmenes tercero y cuarto son de nuestro
Beato. El tercero se titula: El jubileo de 1875:
su institución y prácticas devotas para la visita
de las iglesias. No era un libro totalmente nuevo.
El Siervo de
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