Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es11.373**) cuesta casi dos mil liras o al menos mil quinientas; pero yo sería capaz de ofrecerlo a seiscientas liras, aun cobrando mi ganancia limpia de casi la mitad. Cuando yo puedo hacer estos cálculos y fantasear estos proyectos, me encuentro en mi centro. Claro que habría que hacer un pacto con la muerte, para que no viniera a entorpecer las cosas hasta que no estuviera concluida la Obra. íSerían sesenta volúmenes, a uno por año! Ingenio práctico por excelencia, como él era, no lograba encontrar uno, entre los tratados de filosofía y de teología que más circulaban en las clases de los clérigos, que respondiera a la edad de los estudiantes y a las necesidades de los tiempos. Se requerían, según él, textos breves, fáciles y precisos, que, por tanto, desentrañaran bien las cuestiones fundamentales y de palpitante actualidad y que sólo tocasen por encima u omitieran del todo otras, que, aun siendo en sí importantísimas, raras veces o casi nunca se necesita hablar de ellas. Explicó su pensamiento a don José Bertello, que hubiera sido el hombre capaz de llevarlo a la práctica; Bertello prometió, pero después no cumplió. Estaba persuadido de que la música es un medio educativo poderoso, pero encontraba pocas obras musicales con religiosidad y gracia unidas. Por eso exhortó a don Juan Cagliero para que preparara ((**It11.440**)) composiciones de distinto género, religiosas y profanas, que reunieran aquellas cualidades. Cagliero lo logró a las mil maravillas, y el Oratorio compitió en sus ediciones musicales con las primeras casas editoras de Italia. En el apostolado de la prensa, tal y como él lo concebía, eran indispensables dos cosas: precio módico y amplia difusión. No pudo explicar su razón sobre los precios hasta no contar con un tipografía en Casa. Empezó por una modesta imprenta, que fue agrandando poco a poco, hasta competir con las mejores de Turín. En 1875 la tipografía del Oratorio tenía ya diez máquinas, fundición de caracteres, estereotipia y calcografía. Contemporáneamente abrió una minúscula librería que fue creciendo hasta superar a las demás en Turín en movimiento librero. Le pareció al Beato don Bosco que tocaba el cielo con las manos, cuando tuvo ocasión de lanzar más libros editados por él en todas direcciones, a precios tan reducidos que podían adquirirlos los bolsillos más flojos. Hacía ya muchos años que don Bosco iba diciendo: -Primero una imprenta, después una gran imprenta y luego muchas imprentas... Vivió lo suficiente para ver con sus ojos mortales no sólo una gran (**Es11.373**))
<Anterior: 11. 372><Siguiente: 11. 374>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com