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a pequeños y grandes. También empezaron a acudir a
las escuelas. Los valdenses las describieron así
en un opúsculo: <((**It11.421**)) Llanos
de Vallecrosia>> 1.
Pensaban que con ello hacían un mal servicio a
los Salesianos. Y fue todo lo contrario:
proporcionaron una razón más para estimular a la
beneficencia pública para que contribuyera con más
generosidad a la construcción de unas escuelas
mejores.
El caso es que se invitó a los habitantes a
recibir los sacramentos por Pascua, y respondieron
en gran número, de modo que al poco tiempo
quedaron desiertas las escuelas y la iglesia
protestantes. Y aquel lugar, considerado como
futuro centro de la herejía en Liguria, se salvó.
La bendición que Pío VII había dado a aquel
lugar el 11 de febrero de 1814, al volver del
destierro de Fontainebleau a Savona, tenía que
producir sus efectos. Un tal Juan Bautista
Apronio, a quien conoció don Francisco Cerruti,
aseguraba, por haberlo visto con sus propios ojos,
que el augusto Pontífice fue recibido festivamente
por la población de Vallecrosia y que, al
preguntar y saber dónde se encontraba, bendijo el
lugar precisamente allí en donde hoy se levanta la
casa salesiana dedicada a María Auxiliadora.
El año 1875, para decirlo como se le dijo a don
Miguel Rúa veinticinco años después, fue el año en
que don Bosco fue entregado por Dios a Francia.
Otro venerando anciano, pastor de almas, al otro
lado de la frontera occidental, monseñor Pedro
Solá, Obispo de Niza, fue recorriendo calles y
plazas de la ciudad en busca de un asilo donde
recoger a la juventud abandonada. Había en Niza
muchas instituciones piadosas, pero faltaban las
dedicadas a atender a los muchachos abandonados;
en ciertos casos urgentes no se sabía dónde
encontrar un sitio para apartar de la calle o
sacar del abandono a un pobre chico.
Los socios de la Conferencia de San Vicente de
Paúl, hombres celosos y activos, concibieron el
plan de rellenar aquel vacío. Dos de ellos, el
abogado Michel, presidente, y el barón Héraud,
después de proponérselo a sus compañeros y de
haber obtenido su aprobación, se dirigieron al
Beato don Bosco, visitaron el Oratorio y no
hallaron dificultad para entenderse en la cuestión
principal.
1 El asilo evangélico de Vallecrosia y las
escuelas de don Bosco. Respuesta a los artículos
del Boletín Salesiano.
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