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que Ventimiglia, en la que, por desgracia, crecían
el libertinaje y el protestantismo; que era aquél
un puesto estratégico para hacer el bien, porque
allí acudían muchos forasteros protestantes a
pasar el invierno.
Don Bosco respondió:
-Entonces habrá que hacer lo de Aníbal, que
llevó la guerra a Italia para salvar a Cartago; y
como Escipión, que voló sobre Cartago para salvar
a Roma. Es necesario acercarse a San Remo poco a
poco, dar a entender que se tiene la mira puesta
en Bordighera, pero tenerla en realidad sobre San
Remo. Bordighera servirá de valla al
protestantismo para que no pase de allí. En San
Remo habrá que establecer más tarde, con la ayuda
de Dios, un centro nuestro y empeñarse de todas
veras por hacer el ((**It11.420**)) bien.
Respecto a los libros que te pueden servir, dijo
dirigiéndose de nuevo a Cibrario, creo que los más
útiles contra los protestantes son El
Protestantismo y la regla de fe y también Los
Valdenses, ambos de Perrone.
La partida tuvo lugar el día 9 de febrero, a la
una y media de la tarde; los dos viajeros se
convirtieron en tres, porque se les añadió un
seglar. Al despedirlos, dijo don Bosco a don
Nicolás Cibrario:
-Te prometo que no te dejaré para siempre en
Bordighera. Ahora vas, fundas la casa. Entre tanto
se construirá la iglesia, tu serás el párroco y
pondrás en marcha la parroquia. Después maiora te
expectant (cosas mayores te aguardan).
El clérigo Cerruti nos ha sido presentado como
dotado de <>.
Por aquellos días había escrito al Siervo de Dios:
<>.
El otro, de apellido Martino, era un buen
hombre, con poco más de veinte años. Cuando le
preguntaron si iba contento a Bordighera,
respondió:
-No sé qué es estar contento o descontento: si
me mandan estoy contento de ir; si no me mandan,
estoy contento de quedarme.
Los recién llegados no perdieron tiempo para
orientarse, como suele decirse, en el campo de su
misión. El domingo siguiente a su llegada se
bendijo la capilla y empezaron la catequesis. Por
la tarde acudieron veintinueve muchachos y
cuarenta y cinco muchachas. Aquel Oratorio festivo
fue la ruina de los protestantes, porque atraía
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