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la noche del 10 de diciembre. Expresó así su idea:
<>. Por eso,
a veces, cuando oía propuestas importantes y de
difícil actuación, respondía:
-íSí!... Pero falta una cosa.
->>Y cuál?
-íEl tiempo! La vida es demasiado corta. Hay
que hacer deprisa lo poco que se pueda, antes de
que nos sorprenda la muerte.
Esta es la explicación de por qué, a pesar de
la penuria del personal, siempre estaba planeando
nuevas empresas apostólicas y a gran escala. Don
Joaquín Berto le vio contemplando fijamente unos
mapas y estudiando las tierras que quería
conquistar para el Evangelio. Y le oyó exclamar:
-íQué día más precioso será aquél en que los
misioneros Salesianos, Congo arriba, de estación
en estación, se encuentren con sus hermanos, que
habrán subido por el Nilo, y se estrechen la mano
alabando al Señor!
Don Francisco Dalmazzo declaró que él mismo le
oyó exclamar varias veces:
-Cuando nuestros misioneros vayan a evangelizar
las distintas regiones de América, de Australia,
((**It11.410**)) de la
India, de Egipto y de muchos otros sitios, íqué
día tan hermoso será aquél! Yo los veo avanzar por
Africa, por Asia y entrar en China. Precisamente
en Pekín tendrán una casa.
Siempre con el deseo de propagar la fe, hubiera
querido sugerir al Papa que en las Letanías de los
Santos agregara la petición: Ut bonos et dignos
operarios in messem tuam mittere digneris. Te
rogamus, audi nos. (Para que envíes buenos y
dignos operarios a tu mies, Te rogamos, óyenos).
Pero no se atrevió a hacer la propuesta. Hoy,
aunque con otras palabras, es una realidad.
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