((**Es11.336**)
5§ Cuando Allavena y compañeros estén en el
barco, en Marsella, enviadme un telegrama
diciendo: Todos llegados bien y sanos; de no ser
así, se omita todos.
6§ Siempre que tengáis ocasión durante el
viaje, escribid lo que podáis, pero tú, incluye
una esquela confidencial para decirme lo que fuere
del caso.
7§ Emplead toda clase de atenciones con el
señor Francisco Benítez, haciéndole presente que
también él es Franciscano, pues lleva el nombre de
nuestro Patrono.
8§ No pregone ninguno lo que sabe o lo que
hace; llegado el momento, haga cada cual lo que
pueda sin ostentación.
9§ Si llegara el momento de poder mandar algún
dinero, enviadlo a don Miguel Rúa, de la forma que
os indique el comendador Gazzolo.
10§ En vuestras cartas haced siempre referencia
a vuestras oraciones y agradecimiento a cuantos os
han ayudado y ayudan al Oratorio. No temáis
exagerar en este punto.
11§ Durante la travesía, o al término del
viaje, escribe alguna cartita a los principales
bienhechores, como el marqués y la marquesa
Fassati, ((**It11.395**)) mamá
Corsi y familia, condesa Callori, condesa Teresa
Bricherasio, Vía La Grange, 20, etc., etc.
12§ Cuando haga falta más personal, escribe
enseguida, tanto si se trata de las monjas como de
los Salesianos; pero di también tu parecer sobre a
quien conviene mandar.
Haced lo que podáis; Dios hará lo que nosotros
no podemos hacer. Confiad a Jesús Sacramentado y a
María Auxiliadora todo lo vuestro y veréis qué son
los milagros.
Yo os acompaño con las oraciones y todas las
mañanas os recordaré en la santa misa. Que Dios os
bendiga donde quiera que vayáis. Rogad por mí y
por vuestra Madre la Congregación. Amén.
Sampierdarena, 13-XI-1875.
JUAN BOSCO, Pbro.
El Beato entregó, además, a don Juan Cagliero
una carta de presentación y recomendación para el
Arzobispo de Buenos Aires. Estaba escrita en
latín, e iba acompañada de una nota en la que se
especificaban el nombre, la condición y oficio de
cada uno. Le entregó también otra nota con los
gastos efectuados, para presentarla a la Comisión
de San Nicolás de los Arroyos 1, con esta
declaración: <>.
La mente de don Bosco jamás quedaba tan
absorbida por un asunto, como para no poder
simultáneamente atender otros quehaceres en
marcha. En efecto, al día siguiente del embarco de
los misioneros, se
1 Véase: Apéndice, doc. 25 y 26.
(**Es11.336**))
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