((**Es11.328**)
Y todo esto según las disposiciones del Divino
Salvador que estableció, como era necesario, un
centro seguro, infalible, al que todos debían
remitirse, del que todos dependieran y con el que
debían conformarse todos los que predicaran la
santa palabra.
Ahora bien, queriendo nosotros, en nuestra
pequeñez, cumplir según nuestras fuerzas el
mandato de Jesucristo, se presentaban ante
nosotros distintas misiones, en China, India,
Australia y en la misma América; mas, por varios
motivos, especialmente por estar nuestra
Congregación en sus comienzos, se prefirió una
misión en América del Sur, en la República
Argentina. Para seguir la forma establecida, o
mejor, el precepto de Jesucristo, apenas se
comenzó a tratar de esta misión, se consultó
enseguida al que es Cabeza de la Iglesia y todo se
fue efectuando en plena inteligencia con su
Santidad; nuestros misioneros fueron a visitar al
Vicario de Jesucristo, antes de partir a su
misión, para recibir su bendición apostólica y
luego ir como enviados por el mismo Divino
Salvador. ((**It11.385**)) Así
damos principio a una obra, sin pretensiones, ni
pensando convertir al mundo entero en pocos días,
no; pero >>quién sabe si esta partida, si este
poco, no será como la semilla que se convertirá en
una gran planta? >>Quién sabe si no será como un
grano de mijo o de mostaza que, poco a poco, se
irá extendiendo y producirá un gran bien?
>>Quién sabe si esta partida no habrá
despertado en el corazón de muchos el deseo de
consagrarse a Dios para las Misiones, agregándose
a nosotros y reforzando nuestras filas? Yo lo
espero así. Ya he visto cuantísimos se ofrecieron
para ser elegidos.
Para que os forméis un concepto exacto de la
gran necesidad de sacerdotes que hay en la
República Argentina, os cito solamente unos
párrafos de una carta recientemente recibida de
una persona amiga que se encuentra en aquel país.
Dice así: <>. Y me cuenta de un pariente suyo que,
deseando oír la misa un domingo, partió el jueves
y, para llegar a tiempo, debió darse mucha prisa,
sirviéndose de un caballo, de un coche y de todos
los medios a su alcance, y apenas pudo llegar al
pueblo el domingo por la mañana a la hora de la
misa.
Los pocos sacerdotes que hay no son suficientes
para administrar los sacramentos a los moribundos,
unas veces por la numerosa población que abarca su
jurisdicción y otras, por la distancia de los
pueblos en que habitan.
Os recomiendo, además, con insistencia
particular (dijo dirigiéndose a los misioneros) la
dolorosa situación de muchas familias italianas,
que viven diseminadas por aquellas ciudades y
pueblos y hasta en medio de los campos. Están
lejos de las escuelas y de las iglesias, y ni los
padres ni los hijos, poco conocedores de la lengua
y las costumbres de aquellas tierras, van a
participar en las prácticas religiosas, y, cuando
van, salen sin entender nada. Por eso me escriben
que encontraréis un gran número de muchachos y de
adultos que viven en la más deplorable ignorancia
de la lectura, la escritura y de todo principio
religioso.
Id, buscad a estos hermanos nuestros, a los que
la miseria o la aventura llevó a tierras lejanas,
e industrias para hacerles conocer cuán grande es
la misericordia de Dios, que os manda para bien de
sus almas, para ayudarles a conocer y seguir el
camino seguro de su eterna salvación.
(**Es11.328**))
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