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Al llegar a este punto pueden nacer algunas
dudas en la mente del atento lector. Primera: ese
<>, resulta grave, referido al
Arzobispo, y más grave aún en labios de don Bosco.
>>Tal vez no se recogieron sus palabras con
fidelidad? Las transmitió don Julio Barberis, el
cual, por su carácter afable y su profunda
reverencia a don Bosco, se inclinaba más a
suavizar asperezas que a cargar las tintas. >>Qué
secreto motivo psicológico le hizo, pues,
prorrumpir en tan enérgica expresión? Segundo: la
carta, en la que el secretario del Arzobispo dice
<> en bendecir a los
misioneros en la Catedral, no hace referencia a
alguna carta escrita por don Bosco anteriormente
sobre el particular; más aún, esa comunicación
está dicha como de paso en la carta referente a
las hermanas, que ya hemos citado. Hubo, pues,
anteriormente comunicación ((**It11.380**)) oral;
y entonces, >>por qué no se dio también oralmente
la respuesta? Tercero: cuando don Bosco quería
invitar al Ordinario a una función, no lo hacía
por escrito, sino que encargaba a un superior del
Capítulo que fuera en persona a rogárselo. Ahora
bien, es imposible que un acontecimiento de tanta
resonancia, como el de la solemne despedida de los
Misioneros, no se lo participara don Bosco al
Arzobispo de manera adecuada a la importancia del
suceso. >>Y entonces?
Reflexionando sobre este capítulo, que ya
habíamos escrito hace algún tiempo, también
nosotros vacilábamos con las mismas
incertidumbres, cuando vino a nuestras manos un
grave documento autógrafo que, a nuestro parecer,
es decisivo.
Excelencia Rvma.:
Ayer V. E. Rvma. creyó conveniente decirme
cuanto le pareció oportuno sin permitirme
pronunciar una sola palabra de disculpa o de
rectificación sobre cuanto me imputaba. Lo sentí
por V. E. más que por mí. Deseaba comunicarle
cosas que hubieran ayudado eficazmente a
disminuir, y quizá librarle por completo, de
serios disgustos.
Con todo el respeto debido a la dignidad
arzobispal de que V. E. está investido, creo
poderle decir que, si fue Obispo de Saluzzo y
después Arzobispo de Turín, y si se vencieron las
serias dificultades que lo impedían, fue debido, y
esto lo sabe V. E., a la solicitud y buenos
servicios del pobre don Bosco, a quien ahora no se
le permite ni siquiera hablar y es despedido de la
forma que V. E. sabe.
Yo creía que podía, más aún, que tenía
obligación de hablar; pero ahora me considero
libre de todo compromiso.
Perdone los disgustos ocasionados y créame
siempre con la máxima veneración que he tenido y
continuaré teniendo,
De V. E. Rvma.
Turín 28 de octubre de 1875.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
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