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Los ordenandos fueron invitados a reunirse en
una finca del seminario de Vigévano, cerca de Cava
Manara, para hacer allí sus ejercicios
espirituales. La sagrada ordenación debía
celebrarse en la parroquia de Sannazzaro de los
Burgundos 1 y en la fiesta de Nuestra Señora del
Rosario. El Obispo había anunciado su visita
pastoral para aquella fecha. Reinaba en la
parroquia cierto malhumor contra el párroco y ésa
era la causa por la que el Obispo deseaba la
presencia de don Bosco.
Allí se trasladó monseñor De Gaudenzi, desde
Vigévano, acompañado de tres canónigos. Aquella
misma tarde llegaron los ordenandos. En el tren de
las ocho se presentó también don Bosco, procedente
de Turín, y fue recibido en la estación por sus
hijos y algunos sacerdotes del clero local.
Herminio Borio recuerda que la gente, que no
conocía a don Bosco, miraba con visible admiración
con cuánto afecto y reverencia era recibido por
los suyos.
((**It11.375**)) Lo
acompañaron durante el relativo largo trayecto
hasta la casa parroquial. El primero en aparecer a
la puerta fue el padre del párroco, que le dio la
bienvenida y se ofreció generosamente para cuanto
necesitara. El Beato, sonriendo, le dijo:
-Muy bien, muy bien; pero no me dais lo que me
hace falta.
-Pues sí, don Bosco, no tiene más que decirlo y
será servido.
-No, no; lo que yo necesito no me lo dais. Yo
necesito... ídinero!
El buen hombre, casi mortificado, se quedó sin
palabra.
Cuando el Obispo supo que don Bosco había
llegado, salió de la iglesia donde estaba
confesando. Se encontró con él en el patio de la
casa parroquial, le abrazó cordialmente y le dijo
en tono de broma:
-Ahora, si quiere ganarse la cena, venga a
ayudarme a confesar.
-Con mucho gusto, respondió el Beato.
Le acompañaron hasta el único confesonario que
quedaba libre, en el lugar más incómodo de la
iglesia. Confesó largo rato, hasta que le llamaron
para acompañarle a cenar en la casa rectoral.
Al día siguiente volvió al confesonario, donde
estuvo aún durante la ordenación, salvo el momento
solemne en que también él acudió para la
imposición de manos. Más tarde, mientras el Obispo
administraba la confirmación, él bendecía a los
enfermos en la casa parroquial y, como se lo
pidieran, fue también a bendecir a otros enfermos
en sus casas. Por la tarde, después de la
procesión, habló a un público numerosísimo; el
obispo y los canónigos, para oírle mejor, hicieron
1 Burgundos. Eran los burgundos o burgundios
una poderosa tribu germana, que penetró en las
Galias a comienzos del siglo V y se afincó en el
valle del Ródano. Fundaron allí un reino que,
hacia el año 534, fue dominado por los francos e
incorporado a su reino (N. del T.)
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