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((**Es11.308**) desayuno de la mañana, y refrendaron su propio sentimiento estampando su firma en un pliego que la Madre les presentaba, una vez obtenida la respuesta. Envió al Beato la carta y el pliego. Y el Siervo de Dios respondió que le complacía mucho el buen deseo de las hermanas, pero que él se inclinaba a dar café y leche en el desayuno. <>. En las prácticas de piedad no se modifica nada sin el consentimiento del Beato. Bastaba una palabra suya para dejar o emprender cualquier devoto ejercicio. Por ejemplo, las hermanas daban mucha importancia a la conmemoración de los dolores y gozos de la Santísima Virgen a ciertas horas del día, porque don Bosco, al asignarles esta práctica en determinados momentos había tenido la intención de que coincidiera con las horas canónicas, de modo que las Hijas de María Auxiliadora pudieran unir sus oraciones a la plegaria de la Iglesia. La veneración en que tenían al Beato Fundador les hacía mirar a sus hijos como a hermanos. En el año 1875 fue admitida una hermana de don Juan Tamietti y el cronicón hace este comentario: <<íQué bonito ver llegar a Mornese las parientes de los hijos de don Bosco! >>No es esto una señal todavía más manifiesta de que la Virgen considera como una sola cosa a los dos institutos y que las dos ramas son igualmente queridas por el cielo?>>. Aquel año se determinó definitivamente la forma del hábito. ((**It11.361**)) La buena Madre había hecho pasar a las hermanas por distintas experiencias. Primero llevaron una gruesa toca negra a la cabeza. Su director general, don Juan Cagliero, cuando las vio con aquel tocado, se sonrió, como queriendo decir: -íVeremos cuánto dura! Después se cambió por una toca blanca, pero cubierta con un velo negro. -íEsto está algo mejor!, exclamó entonces Cagliero. Además, el hábito era de color café. íY era de ver en qué se convertía aquella pobre vestimenta con la acción del sol y el efecto de los trabajos manuales! Parecía un andrajo descolorido; tanto que el mismo Cagliero, dejándose llevar por su buen humor, dijo una vez al Beato: -íAy, don Bosco, si las hermanas llegaran a ser tan feas por dentro como lo son por fuera, pobres de nosotros! La mayor parte de las religiosas de Turín van vestidas de negro. -Se podría probar, indicó don Bosco. Y, en efecto, se probó en la siguiente toma de hábito: las doce postulantes, después de aparecer vestidas de blanco, reaparecieron de (**Es11.308**))
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