((**Es11.305**)
nos gusta hacerlas, porque nos gusta la persona
que manda o el modo de mandárnoslas. Este
principio debe repetirse en conferencias,
pláticas, confesiones y siempre que hubiere
ocasión.
20.° Una cosa a tener en cuenta este año, y
((**It11.357**)) desde
hoy en adelante, es la de unificar la dirección en
la Congregación y, por tanto, liberar al Capítulo
Superior del cuidado del Oratorio. Hasta ahora
estoy yo y todo podría seguir así mientras yo
esté. Os conozco plenamente y confío del todo en
vosotros. Pero ya debemos establecer las cosas
sobre bases normales, como si yo no existiera, y
establecer normas para los que vayan viniendo
después de vosotros. Se procure, pues, que el
Capítulo Superior esté informado de todo y no se
introduzca el más ligero cambio en la contabilidad
o en otro aspecto, sin hablar antes sobre ello con
Turín.
Cerremos estas conferencias bendiciendo de todo
corazón la bondad del Señor y de María Auxiliadora
por cuanto vemos que sucede en la Congregación.
Los hombres no pueden comprender esto; otras
Congregaciones caen y la nuestra crece
fabulosamente; otros colegios no tienen alumnos y
nosotros no tenemos sitio suficiente para
admitirlos a todos. Un salesiano no puede todavía
resolver una cosa y ya tiene que estar dispuesto
para hacer dos: se busca un puesto para él y
resulta que es inmutable.
Me parece ver a los recién llegados a la
Congregación que, llenos de vigor y buena
voluntad, empujan hacia arriba a los demás y éstos
a su vez empujan a otros; a los que están en los
grados superiores se les presentan siempre cosas
nuevas y nuevos cuidados, y están impacientes por
tener uno que les sustituya para dejarle el puesto
que ocupan y lanzarse a empresas de mayor relieve.
Sí, demos gracias al Señor pues vemos cómo
crece la Congregación y, lo que más importa, crece
en hermanos que se hacen cada día mejores y
adquieren más espíritu religioso y mayor
capacidad, tanto clérigos como coadjutores. Es una
prueba de que el Señor nos guía.
Se hicieron enormes sacrificios, es cierto;
pero a la vista está cómo crece la simiente
arrojada al surco y cómo han sido recompensados
los sacrificios.
Además ahora la Obra de María Auxiliadora me
((**It11.358**)) ofrece
esperanzas extraordinarias. Estos jóvenes mayores
y de tan buen criterio, en cuanto sean sacerdotes,
producirán mucho fruto; más aún, lo producen antes
de serlo, porque ya sirven para desempeñar cargos
delicados de la casa, asistiendo, vigilando y
dando clases elementales. Ya hay muchas peticiones
hasta de soldados; y ha sido aceptado hasta un
(**Es11.305**))
<Anterior: 11. 304><Siguiente: 11. 306>