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10.° Dense las acostumbradas conferencias dos
veces al mes: en una de ellas se lean y expliquen
las Reglas y en la otra se trate algún punto
moral. No se omitan jamás estas conferencias. Si,
por cualquier motivo, el director no pudiera darla
alguna vez, súplase al menos con una lectura
espiritual; pero no falte nunca ésta.
11.° Se observen bien las Reglas de la
Congregación. Su observancia nos conducirá
ciertamente a alcanzar este fin.
12.° Lo que yo entiendo como la guarda del
orden y de la moralidad, el medio con que el
director puede tener en sus manos la llave de
todo, es el coloquio o cuenta de conciencia,
puntualmente recibido todos los meses. No debe
descuidarse nunca por ningún motivo y debe
celebrarse con calma y esmero. Todo Director debe
preguntar siempre estas dos cosas: primera,
>>encuentras en el desempeño de tu cargo algo que
no te va y pone en peligro tu perseverancia en la
vocación?; segunda, >>te consta que deba hacerse o
impedirse algo para evitar un desorden o un
escándalo en casa?
Por lo general los hermanos hablan y descubren
cosas, en las que nunca hubiéramos pensado y que
muchas veces ellos creían que ya las sabíamos o
que les dábamos poca importancia. Esta misma
mañana, por las poquísimas palabras que me dijo un
hermano a quien pregunté, se me abrieron los ojos
sobre una ((**It11.355**)) cosa
importantísima, que en cuanto se quite, quedará
cerrada una fuente de desórdenes y escándalos, que
a veces suceden en casa, y que no se puede
comprender dónde se originen.
Cuando a través del coloquio se sabe algún mal
o fuente de desorden en alguno de los hermanos,
tómese nota de ello y, cuando le llegue a aquél su
turno, hágansele preguntas alusivas o se le
pregunte directamente sobre esto o aquello, según
los casos. Así se remedian inconvenientes, aun
gravísimos, sin que nadie se ofenda; y se corrige
de ciertos defectos a individuos, que a veces, sin
ellos darse cuenta, son causa de desórdenes,
perjuicios o escándalos.
Pero hay que procurar atentamente en los
coloquios no inmiscuirse en las cosas de
confesión. Son cosas que deben estar enteramente
separadas: estos coloquios deben versar únicamente
sobre cosas externas, puesto que nosotros
necesitamos servirnos de cosas tratadas en el
coloquio y, si se entra en cosas de confesión, nos
encontraremos después en un lío confundiendo
confesión y coloquio o cuenta de conciencia.
13.° A más de estos coloquios y otros medios,
ayudará muchísimo a mantener la moralidad el
impedir de todos modos las merendolas entre
muchachos y clérigos, o bien de clérigos,
muchachos y maestros
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