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once a las doce, por la mañana, y de las cuatro y
media a las cinco y media, por la tarde. El
cronista quiso dejar consignada esta confidencia:
<>.
Los trabajos se desarrollaron, en buena parte,
bajo la presidencia de don Miguel Rúa. Se comenzó
haciendo una serie de nombramientos para varios
cargos importantes.
Había que designar un director para América.
Don Juan Bonetti parecía el más indicado; pero es
sabido lo mucho que don Bosco respetaba los
sentimientos de la familia; y como los padres de
don Juan Bonetti eran ya ancianos, hubieran
sufrido mucho con su partida. Se barajaron
entonces los nombres de don José Fagnano y don
José Ronchail, y decidieron proponer este último a
don Bosco.
El ecónomo general, don Angel Savio, cuya
presencia en Alassio para la dirección de las
obras duraría todavía largo tiempo, no podía ya
seguir desempeñando su cargo; en consecuencia,
pareció bien sustituirlo. Eran tres los hermanos
que parecían más idóneos, a saber: don César
Chiala, don Francisco Bodrato y don José Fagnano,
y se decidió proponer a don Bosco el segundo.
Don Miguel Rúa actuaba a la vez como prefecto
general y como vicerrector del Oratorio; eran dos
cargos que se entorpecían mutuamente, ((**It11.341**)) y se
sentía cada día más la necesidad de que quedase
libre para atender al bien general de toda la
Congregación. Por ello, puestos a escoger, entre
don César Chiala y don José Lazzero, pareció éste
el más indicado para tomar las riendas del
Oratorio, si le parecía bien a don Bosco.
Don Juan Cagliero que, como veremos, debía
acompañar a los misioneros a América, era el
catequista de la Congregación. >>Quién podía
sucederle en el cargo? A juicio de los presentes
nadie mejor que don Juan Bonetti; pero se llegó a
la conclusión de que era más oportuno dejar que
don Bosco hiciera lo que mejor quisiese.
Por fin se discutió una propuesta algo nueva.
-Los colegios se multiplican, debieron decir
aquellos enamorados hijos de don Bosco, pero
conviene que tengan todos por doquiera un sello
único e idéntico. Los cambios de orientación se
introducen fácilmente con los programas de
estudios, que lógicamente deben conformarse con
los programas gubernamentales, pero sin que se
derive ningún daño para el desarrollo de las
vocaciones eclesiásticas.
De ahí nació la idea de crear un <> con la misión de cuidar la marcha de
la misma en todos los colegios, visitándolos
(**Es11.292**))
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