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((**Es11.267**)((**It11.311**)) CAPITULO XII AUDIENCIAS, HOSPITALIDAD, VISITANTES SEGUIMOS el tema de la vida en el Oratorio, aun cuando no lo diga explícitamente en el título. Los que acudían en busca de audiencia, los huéspedes y los visitantes daban al Oratorio una nota pasajera de variedad dentro del ritmo ordinario de la regularidad cotidiana de la casa; ya que, aunque fuese don Bosco el centro de atracción, con todo, aquel ir y venir continuo de personas no dejaba de sentirse en la periferia, unas veces más y otras menos. Vamos a ver lo que hubo de nuevo, también en este aspecto, durante el año 1875. Quien lo desee, siempre puede leer en el tercer capítulo del séptimo volumen de estas Memorias Biográficas el heroísmo de virtud que don Bosco alcanzó, singularmente en sus últimos treinta años, con el ímprobo trabajo de las audiencias. La crónica del 26 de mayo de 1875 nos transmite el eco lejano de una conversación en la que se tocó también este tema. Estaba don Bosco sentado a la mesa, rodeado de invitados; pero no se encontraba bien. El cansancio, que le había producido la fiesta de María Auxiliadora, debilitaba todavía sus fuerzas; es posible que le faltase su acostumbrada soltura y quisiera dar una explicación de ello a los comensales. Se expresó así: <>-Me quedaré en Turín hasta que logre hablarle con tranquilidad. >>Yo le respondo: >>-Ahora no puedo, vea cuánta gente espera. >>Y el otro agrega: >>-No ((**It11.312**)) importa; me quedaré, esperaré y ya vendrá el momento. >>En fin, por más que se diga o se haga, uno es sólo un hombre y no puede multiplicarse>>. Se le buscaba con afán por todas partes, con la esperanza de poder (**Es11.267**))
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