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Otra norma para la predicación a los muchachos
se la dio a don Santiago Costamagna el año 1875.
Leámosla tal y como él mismo la expone siendo ya
((**It11.308**)) Obispo
1: <>-Insiste mucho en que eviten las
conversaciones malas y en el daño que causan.
Cuenta, si quieres, que don Bosco ha leído muchos
libros, ha oído muchas pláticas y recuerda muy
poco de todo ello; pero que no se ha olvidado
jamás de una palabra mala que un mal compañero le
dijo a la edad de siete años; el demonio se toma
el feo encargo de hacérsela resonar en los oídos
frecuentemente. Y eso que ya tiene sesenta años>>.
Aquel mismo año, cuando estuvo en Sampierdarena
para despedir a los misioneros, habló con don
Pablo Albera sobre la dirección espiritual de los
muchachos. Volvían juntos en coche, después de
haber comido en Staglieno, en casa del señor Angel
Borgo. Al encontrarse el Beato a solas con aquel
director, después de un rato de silencio, exclamó:
-íCuánto cuesta hacer el bien a las almas!
Ahora que tengo sesenta años me doy cuenta de lo
difícil que es confesar a los chicos. Y eso a
pesar de las luces que creo ha recibido don Bosco.
El Beato don Bosco, que lanzaba al desempeño de
las ocupaciones a un personal dotado de muy buena
voluntad, pero no tanto de buena preparación,
persuadido de que el desempeño de las incumbencias
despertaría y desarrollaría las aptitudes, cuando
se trataba de lo referente al sagrado ministerio
iba con pies de plomo y se mostraba mucho más
exigente de cuanto nadie imaginaba. Un joven
sacerdote, ordenado en agosto de 1875 y destinado
al colegio de Valsálice, estaba dotado de
excelentes dotes oratorias y predicaba mucho. Un
día le preguntó a don Francisco Dalmazzo, su
director:
-Me dicen que fulano predica mucho.
-Sí, don Bosco, respondió don Francisco
Dalmazzo.
->>Y predica bien?
-Hace furores.
((**It11.309**)) ->>Y
su predicación produce frutos de salvación?
-No sabría decir; pero tiene muchísimos oyentes
y todos quedan entusiasmados.
-Yo pregunto si su predicación produce
conversiones...
1 Carta a don Juan Bautista Lemoyne, desde
Santiago de Chile, del 20 de diciembre de 1898.
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