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((**Es11.253**) Congregación que, precisamente por estar en sus principios, necesita de todo y de todos. Dios la bendiga y rece por mí, que soy, en Cristo, su Casa 3-7-1875. seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Las cosas se empeoraban cada vez más; la Cámara de Diputados aprobaba una ley el 18 de abril aboliendo toda inmunidad en favor de los clérigos. El artículo segundo decía así: <>. Los senadores la aprobaron y el Rey la sancionó el 7 de junio. Mientras tanto, gracias a don Bosco, no hubo un sólo clérigo del Oratorio, hasta 1875, que tuviera que ir al cuartel. El mes de julio trajo una agradable novedad al mundo de los clérigos: las vacaciones fuera del Oratorio. La caritativa señora Eurosia Monti poseía en la colina de Superga una bonita quinta que puso a disposición de don Bosco para este fin. Pero, como el edificio sólo tenía capacidad para quince personas, don Bosco dispuso que los clérigos pudieran ir a pasar en ella dos semanas, en grupos de catorce. Dio también las oportunas instrucciones, muy precisas y escasas, pero don Julio Barberis, ((**It11.295**)) encargado de cumplirlas, las puso fielmente por escrito. Son las siguientes: 1.° Procurar tener contentos a los caseros, preguntándoles de qué cosas podemos servirnos y de cuáles no; consultándoles a qué sitios podemos ir y a cuáles no. Hacerles saber, desde un principio, que, si algo se deteriora o se gasta más de lo convenido, lleven cuenta y nos lo digan, porque nosotros queremos pagar los desperfectos. Y don Bosco hacía esta reflexión: -Si los caseros empiezan a disgustarse, darán luego a la dueña malos informes sobre nosotros, y aunque ésta no repare en minucias, sin embargo, ciertos informes podrían perjudicarnos. 2.° Ir a visitar al Párroco y saludarle de parte de don Bosco. Ponernos en buenas relaciones con el caballero Arnaldi y el reverendo Tomatis, que tienen sus casas de campo junto a la de la señora Monti; decirles que don Bosco les saluda y les tiene siempre presentes en sus oraciones. 3.° Preparar una carta de agradecimiento para la señora Monti, que ahora está en Biella, diciéndole que se está disfrutando a su costa; que, no pudiendo pagárselo de otro modo, dirigiremos al Señor nuestras oraciones y comuniones; repetirle que, para completar la alegría de sus huéspedes, no falta más que la presencia de Mamá Eurosia; asegurarle que se reza especialmente por el eterno descanso del Coronel, su marido, que falleció hace dos meses. (**Es11.253**))
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