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tanto más que don Bosco le había aconsejado que
vistiera la sotana. Pero, aclaró don Bosco:
-Yo le sugerí que tomara la sotana, porque el
año pasado manifestó que estaba dispuesto a entrar
en la Congregación. Viviendo con nosotros, lejos
de los peligros del mundo, con reglas acomodadas a
él y rodeado de muchos buenos ejemplos, hubiera
podido hacer el bien para sí mismo y para los
demás; pero yo no le aconsejaría nunca que se haga
sacerdote secular. Más aún: ya que me ha hablado
él de esto y le dije que de ningún modo debía
hacerse sacerdote secular; no tiene virtudes
suficientes para ello. Entre nosotros, con una
virtud mediocre, se habría afianzado fácilmente,
llegando a ser un buen sacerdote; afuera, en medio
de tantos escándalos, en vez de afianzarse en la
virtud, la iría perdiendo día a día.
Acabado este caso, se trató de otro novicio que
deseaba permanecer en la Congregación, pero que no
parecía conveniente tenerlo por más tiempo.
Exteriormente parecía bueno, y probablemente lo
era en realidad; pero se mostraba cerrado, huía de
los superiores y no tenía mucha confianza con
ellos. Por estos motivos don Bosco juzgó que no
era idóneo para la Congregación.
Un tercer novicio se presentó en aquel tiempo
directamente a don Bosco y le dijo:
-Yo he ingresado en el noviciado de la
Congregación sin conocer su espíritu. Ignoraba que
fuese una Congregación religiosa. Ahora que
comprendo su finalidad, a través de las
conferencias, no tengo intención de seguir
adelante; tanto más que, habiendo muerto un
pariente mío, no hay nadie que piense en mi
hermano. Yo me iré a casa y después ingresaré en
el seminario.
((**It11.278**)) -Mi
querido amigo, le respondió don Bosco; eres muy
libre de hacer lo que te parezca; desde este
instante estás en libertad para tomar la decisión
que quieras. Pero, ten en cuenta que, decir que
ingresaste en el noviciado sin valorar el paso que
dabas, no está bien; sería llamarte necio a ti
mismo. Durante los ejercicios de Lanzo oíste leer
las reglas, oíste, además, las conferencias que
las explicaban y >>no comprendiste nada? Encima
sería llamar necio a don Bosco, como si él
aceptara a un joven para el noviciado a ojos
cerrados, contra todos los cánones, sin haberle
hecho conocer antes las cosas como son.
El clérigo no supo qué responder. Sin embargo,
estaba resuelto a irse y se fue a los pocos días.
En otra ocasión dióle el Beato al maestro de
novicios dos normas prácticas para la buena
formación de los suyos. Había uno que no se
portaba muy bien; pero parecía devoto, comulgaba
regularmente y
(**Es11.239**))
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