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((**Es11.234**) No es para decir la alegría que experimentaba el maestro de novicios. No hay nada mas oportuno para hacerse una idea de los sentimientos de entonces que reproducir textualmente las expresiones de entusiasmo de aquella alma cándida. El 7 de diciembre, hablando con don Bosco sobre los nuevos clérigos, en presencia de otros, empezó a exclamar: -<>-íEste año tenemos dieciocho clérigos nuevos! íDieciocho es un bonito número! Nunca hubo tantos en el Oratorio. Al año siguiente aumentó el número, y hace dos años aún mas; el pasado se creyó que era todo un portento que los clérigos nuevos llegaran a treinta, y todos gritaban: -íNunca se vieron tantos en el Oratorio! Ahora son cuarenta y ocho y esperamos que sean mas el año que viene>>. Uno de los presentes, que debía ser amigo de las matemáticas y ciencias afines, insistió: -Las cosas marchan en progresión geométrica, o mejor, en razón del cuadrado de la distancia. Todos hicieron coro a uno que prorrumpió con el canto bíblico: A Domino factum est istud et est mirabile in oculis nostris (El Señor lo hizo y resulta admirable a nuestros ojos). 2. Los novicios Aquel año adelantó mucho el noviciado en los caminos de la normalidad. Al leer este exordio, el lector que no esté al corriente de las circunstancias, abrirá los ojos con asombro. Y con todo, si hoy la Congregación es lo que es, se debe al hecho de que entonces se conformó con ser lo que podía ser. íDon Bosco necesitó mucha paciencia para crearse el ambiente propicio! Hubo un tiempo en el que la palabra novicio habría crispado los nervios de los grandes y aterrorizado a los pequeños. Hasta 1874 no se arriesgó don Bosco a emplearla, y en el 1875 ya era corriente oírla de labios de los mismos novicios que, sin miedo, se llamaban entre sí por ese nombre. ((**It11.272**)) Es mas importante de lo que parece presentar bien este período de nuestra historia: pero resulta una tarea muy fácil porque podemos resumirla con las mismas palabras de don Bosco. Oigamos cómo describe y comenta él los borrascosos sucesos de los años anteriores. -íCuántos desórdenes exteriores sucedían por aquella época! Una especie de competiciones literarias o teológicas entre los clérigos totalmente fuera de tiempo y de lugar; continuos desórdenes a veces graves, en el estudio, cuando no estaban los muchachos. Muchos se quedaban (**Es11.234**))
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