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((**Es11.226**) -O esto termina o, si continúa un poco más, moriremos todos. Y al decir esto, mientras continuaba corriendo, me desperté. ((**It11.261**)) Por el motivo que más adelante dirá, volvió sobre el tema el 6 de mayo, fiesta de la Ascensión. Dispuso que se reuniesen estudiantes y aprendices para rezar las oraciones de la noche, y les habló de esta manera: La otra noche no os lo pude decir todo porque estaba presente un forastero. Estas cosas deben quedar entre nosotros, y no se deben escribir ni a los padres ni a los amigos. Yo os lo digo todo a vosotros, incluso mis pecados: aquel valle, aquel país de prueba, es el mundo. La semioscuridad es el lugar de perdición; las colinas, los mandamientos de la ley de Dios y de la Santa Iglesia; las serpientes, los demonios; los monstruos, las malas tentaciones. Aquel caballo creo que representaba al caballo que hirió a Heliodoro y es la confianza en Dios; los que pisaban sobre las rosas y caían muertos, son los que se entregan a los placeres de este mundo que ocasionan la muerte al alma. Los que pisoteaban las rosas son los que desprecian los placeres del mundo y salen vencedores. Los que volaban a colocarse bajo el manto de la Señora, son los inocentes. Ahora, los que deseen saber qué arma tenían, si fueron vencedores o vencidos, muertos o heridos, que vengan a mí que se lo comunicaré poco a poco. Si bien no conocía a todos aquellos jóvenes, pude identificar a los que se encuentran aún en el Oratorio. Y otros que tal vez vendrán con el tiempo, si los llegase a ver, me acordaría perfectamente de su fisonomía. El secretario don Joaquín Berto, que escribió este relato, añade que hay muchas cosas que don Bosco explicó de una manera prolija, pero que él no recuerda. En la mañana del 7 le preguntó en su habitación: ->>Cómo hace usted para acordarse de todos los jóvenes que vio en el sueño y para decir a cada uno el estado en que se encontraba, especificando de una manera tan precisa sus defectos? -íAh! Con el Otis Botis Pia Tutis. Era una de las respuestas que solía dar cuando quería eludir una pregunta embarazosa. También don Julio Barberis, al hablarle de esto mismo, oyó esta respuesta de labios de don Bosco, cuyo semblante se había tornado muy serio. -íSe trata de algo más que de un sueño! Y cortó la conversación, pasando a hablar de otra cosa. Don Joaquín Berto termina su relato con estas palabras: <(**Es11.226**))
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