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cada uno debe consultar con quien verdaderamente
puede darle un buen consejo. Todos los años hay
algunos que dan este gran paso de manera
inconsiderada y después se lamentan y se
arrepienten; pero muchas veces ya no están a
tiempo. Vosotros pensadlo bien y que el ejemplo de
otros os sirva de lección. Buenas noches.
9 de julio, Exhorta a guardar el silencio,
segtún los reglamentos.
En la visita que recientemente hice a nuestros
colegios, encontré que hay una regla observada
exactamente en todos, respecto a la cual aquí se
dieron ya mil avisos y veo que sigue sin
cumplirse. Estaré más atento ahora; daré el aviso
por milésima ((**It11.253**)) vez, y
veremos si ésta bastará para obtenerlo. Deseo que
se haga silencio de veras, cuando se va de la
iglesia al estudio o del estudio a la iglesia.
También después de las oraciones de la noche; y
que este silencio no se interrumpa hasta después
de la misa del día siguiente.
Al ver que esta norma se cumple en los demás
colegios y aquí en el Oratorio no, me preguntaba
si los muchachos de otros colegios serían mejores
que los de aquí, y yo mismo me respondía que allí
habría muchos chicos buenos, pero que muchos
jóvenes del Oratorio aventajan y dejan muy atrás
por buena conducta a los mejores de otros sitios.
Y, sin embargo, la otra vez que di este aviso, el
efecto deseado no duró más que unos días y vi de
nuevo que se rompían las filas al ir y al salir de
la iglesia, que uno saltaba por aquí, otro por
allá, y además, alguna vez, una batahola, después
de las oraciones, que superaba un tropel de
verduleras. Ahora me quedaré observando. No lo
quiero imponer con amenazas o castigos, sino que
dejo a la conciencia de cada uno el cumplir con
diligencia este aviso. Sabed que, con este orden,
dais un verdadero gusto a don Bosco. Pero no lo
hagáis sólo por este motivo; hacedlo para agradar
al Señor y a la Santísima Virgen.
íCuántas pequeñas ocasiones se nos presentan
para ganar méritos! Si supiéramos comportarnos
como personas juiciosas, íqué cúmulo de premios
alcanzaríamos! Convenceos de que, si se insiste en
la observancia de ciertas reglas, que parecen sin
importancia, se hace solamente para vuestro mayor
bien. Sin que os deis cuenta de ello, cumpliendo
estos avisos, que al fin cuestan muy poco, os
encontraréis muy adelantados en la virtud y muy
ricos en méritos.
28 de julio. Bienaventurado el hombre que
obedece a Dios desde su adolescencia.
Visitaba un día una clase y prometí un premio
al alumno que supiera decirme, por escrito, qué es
lo que hace al hombre más feliz en esta vida. Uno
dijo que las riquezas, otro que el talento, un
tercero que la virtud. Entonces yo les puse esta
comparación. >>Qué es lo que hace feliz a un
potro? El que le domen y le enseñen a hacer bien
lo que deberá hacer durante su vida. Pues ahora
aplicad la comparación al hombre. Entonces uno de
los estudiantes se acordó de haber leído en el
libro de oraciones esta sentencia: Beatus homo,
cum portaverit jugum ab adolescentia sua, que
quiere decir: Bienaventurado el hombre que desde
su adolescencia se ha acostumbrado a observar los
mandamientos de Dios. Aquel joven escribió esta
sentencia en un papelito y me lo entregó. Yo se lo
leí a todos los alumnos, y después dije:
-Procurad, pues, ahora que sois jóvenes,
cumplir los mandamientos de la Ley de Dios y
seréis felices en esta vida y en la otra.
Lo mismo os digo a vosotros; haced esto y
veréis qué fácil es servir al Señor. Buenas
noches.
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