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((**Es11.219**) cada uno debe consultar con quien verdaderamente puede darle un buen consejo. Todos los años hay algunos que dan este gran paso de manera inconsiderada y después se lamentan y se arrepienten; pero muchas veces ya no están a tiempo. Vosotros pensadlo bien y que el ejemplo de otros os sirva de lección. Buenas noches. 9 de julio, Exhorta a guardar el silencio, segtún los reglamentos. En la visita que recientemente hice a nuestros colegios, encontré que hay una regla observada exactamente en todos, respecto a la cual aquí se dieron ya mil avisos y veo que sigue sin cumplirse. Estaré más atento ahora; daré el aviso por milésima ((**It11.253**)) vez, y veremos si ésta bastará para obtenerlo. Deseo que se haga silencio de veras, cuando se va de la iglesia al estudio o del estudio a la iglesia. También después de las oraciones de la noche; y que este silencio no se interrumpa hasta después de la misa del día siguiente. Al ver que esta norma se cumple en los demás colegios y aquí en el Oratorio no, me preguntaba si los muchachos de otros colegios serían mejores que los de aquí, y yo mismo me respondía que allí habría muchos chicos buenos, pero que muchos jóvenes del Oratorio aventajan y dejan muy atrás por buena conducta a los mejores de otros sitios. Y, sin embargo, la otra vez que di este aviso, el efecto deseado no duró más que unos días y vi de nuevo que se rompían las filas al ir y al salir de la iglesia, que uno saltaba por aquí, otro por allá, y además, alguna vez, una batahola, después de las oraciones, que superaba un tropel de verduleras. Ahora me quedaré observando. No lo quiero imponer con amenazas o castigos, sino que dejo a la conciencia de cada uno el cumplir con diligencia este aviso. Sabed que, con este orden, dais un verdadero gusto a don Bosco. Pero no lo hagáis sólo por este motivo; hacedlo para agradar al Señor y a la Santísima Virgen. íCuántas pequeñas ocasiones se nos presentan para ganar méritos! Si supiéramos comportarnos como personas juiciosas, íqué cúmulo de premios alcanzaríamos! Convenceos de que, si se insiste en la observancia de ciertas reglas, que parecen sin importancia, se hace solamente para vuestro mayor bien. Sin que os deis cuenta de ello, cumpliendo estos avisos, que al fin cuestan muy poco, os encontraréis muy adelantados en la virtud y muy ricos en méritos. 28 de julio. Bienaventurado el hombre que obedece a Dios desde su adolescencia. Visitaba un día una clase y prometí un premio al alumno que supiera decirme, por escrito, qué es lo que hace al hombre más feliz en esta vida. Uno dijo que las riquezas, otro que el talento, un tercero que la virtud. Entonces yo les puse esta comparación. >>Qué es lo que hace feliz a un potro? El que le domen y le enseñen a hacer bien lo que deberá hacer durante su vida. Pues ahora aplicad la comparación al hombre. Entonces uno de los estudiantes se acordó de haber leído en el libro de oraciones esta sentencia: Beatus homo, cum portaverit jugum ab adolescentia sua, que quiere decir: Bienaventurado el hombre que desde su adolescencia se ha acostumbrado a observar los mandamientos de Dios. Aquel joven escribió esta sentencia en un papelito y me lo entregó. Yo se lo leí a todos los alumnos, y después dije: -Procurad, pues, ahora que sois jóvenes, cumplir los mandamientos de la Ley de Dios y seréis felices en esta vida y en la otra. Lo mismo os digo a vosotros; haced esto y veréis qué fácil es servir al Señor. Buenas noches. (**Es11.219**))
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