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los medios que puedan ayudar a conservar este
inestimable tesoro, como la comunión frecuente
bien hecha, la ferviente devoción a la Virgen
María, las visitas a la iglesia y cosas
semejantes. Espero que hagáis todo esto y
quedaréis muy contentos; que todo cuanto ahora
podamos decir de la felicidad que nos aguarda, es
nada.
20 de mayo. Explicación de las palabras
evangélicas: <>.
-Se ha determinado, mis queridos jóvenes, como
se hacía en los años pasados, que la moneda
corriente para estas fiestas de María Auxiliadora
sea la moneda acuñada en la banca nacional del
Oratorio de San Francisco de Sales.
No tendrán curso las monedas de otros países.
Esta disposición, como ya os habéis dado cuenta
muchas veces, es para evitar los grandes
desórdenes que se tendrían en caso contrario.
Don Julio Barberis, (después de pedir y obtener
la palabra). -Yo, quisiera, si don Bosco me lo
permite, hacer una pregunta sobre las cosas que ya
nos dijo otra vez sobre la vocación.
Don Bosco. -Dila, dila.
Barberis. -Me parece que la otra vez nos expuso
y no nos explicó aquellas palabras del Evangelio:
<>. Me han hecho muchas preguntas a
este respecto y yo respondí que estas palabras no
hay que tomarlas en sentido general, sino que se
refieren al caso en que la voluntad de los padres
se opusiera directamente a la voluntad de Dios, ya
manifestada sin lugar a dudas; como, por ejemplo,
el caso de un pagano que se quisiera hacer
cristiano, o un protestante, católico, y los
padres se opusieran; o si tuviese vocación
declarada para el estado eclesiástico y los padres
no se lo permitieran: entonces, antes que ir
contra la voluntad de Dios, se debe, en cierto
modo, odiar a los padres, esto es, no obedecerlos
y seguir la llamada del Señor.
Don Bosco. -Eso está bien, es verdad; pero yo
añado más; no sólo en semejantes casos se debe
superar el amor de la carne y de la sangre, sino
siempre que así lo pida la mayor gloria de Dios. Y
nótese bien que no es don Bosco quien lo dice,
como alguno de vosotros desaprensivamente ha
asegurado. Y también lo han corrido algunos
padres:
-íDon Bosco ha dicho esto! >>Para qué dice esto
a los muchachos?
-Escuchadme, no soy yo quien lo dice, es
nuestro Divino Salvador. Y la razón de estas mis
palabras es porque las considero de mucha
importancia y de mucha necesidad. Y es por lo que
((**It11.243**)) deseo
explicar las palabras de Jesucristo. Ténganse en
cuenta las circunstancias en que las pronunció. Se
encontraba predicando en medio de las turbas. En
esto llegó su madre, María, con algunos de sus
primos y parientes, que en hebreo se llamaban
hermanos. Quieren hablar con él. Los más próximos
al Divino Redentor le avisan:
-Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y te
buscan.
Y Jesús responde:
->>Quién es mi madre? >>Quiénes son mis
hermanos? Mi madre y mi hermano son los que
escuchan la palabra de Dios, (san Lucas 14, 26).
Y en otra parte:
-Quien viene a mí y no odia a su padre y a su
madre, no es digno de mí, (san Mateo 10, 35). Yo
he venido a separar al padre del hijo y a la madre
de la hija... Enemigos del hombre son sus propios
domésticos.
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