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((**Es11.21**) Otras palabras paternales de don Bosco dirigidas, con ocasión del año nuevo, a sus hijos de Lanzo, han llegado hasta nosotros, gracias a la pasión conservadora de don Juan Bautista Lemoyne, director de aquel Colegio. Responde a las felicitaciones navideñas; y lo hace con una larga carta, en la que palpitan juntas su bondad de padre y su celo sacerdotal, tendentes al verdadero bien de los queridos alumnos. A mis queridos hijitos, el Director, maestros, asistentes, prefecto, catequista, alumnos y todos los demás del colegio de Lanzo. La gracia de Nuestro Señor Jesucrito esté siempre con nosotros. Amén. No he podido hasta ahora, mis queridos hijos, satisfacer el vivo deseo de mi corazón de haceros una visita. Una serie ((**It11.15**)) ininterrumpida de complicadas ocupaciones, y algún ligero desarreglo de salud me lo han impedido. Pero quiero deciros algo que os costará creer: pienso en vosotros varias veces al día, y todas las mañanas en la santa Misa os encomiendo al Señor de un modo particular. Dadme también por parte vuestra indudables pruebas de que os acordáis de mí. Con cuánto gusto he leído vuestra carta de felicitación navideña; con qué satisfacción he leído el nombre y apellido de cada alumno, de cada clase, del primero al último del Colegio. Me parecía hallarme entre vosotros y he repetido en mi corazón muchas veces: íVivan mis hijos de Lanzo! Comienzo, pues, por agradeceros a todos, y de todo corazón, los cristianos y filiales augurios que me hacéis y pido a Dios que los centuplique sobre vosotros y sobre vuestros padres y amigos. íSí; que Dios os guarde a todos por muchos años de vida feliz! Y descendiendo a algo en particular, os deseo que el Cielo os conceda salud, aplicación y buena conducta. Salud. Es un precioso don del Cielo. Tened cuidado de ella. Estad atentos a toda exageración, a no sudar demasiado, a no cansaros en demasía, al paso repentino del calor al frío. Son, de ordinario, el principio de las enfermedades. Aplicación. Estáis en el colegio para adquirir los conocimientos necesarios para poder, a su tiempo, ganaros el pan en la vida. Cualquiera que sea vuestra condición, vocación o estado futuro, debéis hacer de manera que, si os llegaran a faltar los bienes familiares o paternos, seáis capaces por vosotros mismos de ganaros vuestro sustento; que nunca se diga de nosotros que vivimos a costa del sudor ajeno. Buena conducta. El lazo que une la salud y la aplicación, el fundamento que las sostiene es la buena conducta. Creedme, queridos hijos míos, os digo una gran verdad: si observáis buena conducta, adelantaréis en los estudios y conservaréis vuestra salud; os querrán vuestros superiores, vuestros compañeros, vuestros padres, los amigos, los paisanos y, si queréis que os lo diga, seréis queridos y respetados hasta por los mismos malos. Todos irán a porfía por teneros a su lado, por alabaros y favoreceros. Presentadme, en cambio, a uno de ésos que no tienen buena conducta. íQué desastre! Serán unos perezosos y no merecerán más nombre que el de borricos; hablarán mal y serán señalados como escandalosos de los que se debe huir. Si se conocen en el Colegio, son aborrecidos por todos y se entona un Te Deum el día afortunado en que se marchan a su casa. >>Y allí, en su casa? Un desprecio general. La familia y el pueblo los detestan. Nadie le presta ayuda, todos rehúyen su compañía. >>Y para su alma? Si(**Es11.21**))
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