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((**Es11.209**) también eclesiásticas, que no hilan tan delgado en este punto. Como que me dijeron: -Hazte sacerdote y podrás hacer lo uno y lo otro: ganar, comprar, formar un capital. Don Bosco. -Ya sé que hay quienes piensan así y no pocos, por desgracia; y otros, no sólo lo dicen sino que además lo hacen. Yo no voy a investigar ((**It11.241**)) sus obras. Lo harán de buena fe o les habrá sido revelado un Evangelio distinto del que yo conozco. El hecho es que el Señor habló como antes te dije; y lo mismo san Pablo y los santos Padres que comentaron las santas escrituras. (Siguió con algunas reflexiones más, y terminó augurando a todos las buenas noches. N. del Cronista). Tenemos otras dos charlas dadas después de las oraciones de la noche, durante la novena de María Auxiliadora. En la primera hace alusión al sueño, que se leerá en el párrafo siguiente. La alusión jocosa a <> anuncia la orden categórica, que más jocosamente todavía dará dos noches después. En las fiestas se permitía a los muchachos que gastaran sus dineritos particulares, pero sólo en la medida señalada por el prefecto y únicamente en las cosas puestas a la venta en el Oratorio, y no con moneda contante y sonante, sino con vales o bonos ad hoc. En tales fiestas se preparaban puestos de refrescos y de feria, en los que especialmente se vendían libros a precios muy reducidos. 18 de mayo. Pedir a la Virgen salud y castidad. Por fin hemos llegado a la novena de María Auxiliadora y está ya algo adelantada. Es menester, pues, que preparéis <> para la fiesta y el corazón para recibir muchas gracias de la Virgen María. Entre las gracias que cada uno de vosotros ha de pedir a la Virgen Santísima en esta novena, os diré que todos le pidáis especialmente estas dos gracias. La primera, que María Auxiliadora os conceda la salud necesaria para continuar vuestros estudios, a fin de que podáis prepararos bien a los exámenes; porque, lo queráis o no lo queráis, ya se acercan y para los que han de examinarse fuera, apenas si les quedan dos meses. Es, pues, la hora de pensar en ellos. Pero la gracia principal que me gustaría pidierais todos, y que es como la fuente de las demás, es ésta. Pedidle todos, todos, poder conservar la hermosa virtud de la modestia. Es la virtud que más agrada al corazón de la Virgen María. Si la tenéis, lo tenéis todo. Si os falta, no tenéis nada. Podemos decir verdaderamente que esta virtud es la fuente de todas las demás: venerunt omnia bona pariter cum illa (todos los bienes vinieron junto con ella). Baste deciros que el que la posee vuela a ponerse bajo el manto de María: el que cayó herido, esto es, quien la perdió, pero después la recuperó y pone todos los medios para conservarla, ése corre; quien no la guarda bastante, apenas si camina y quien no la posee, va arrastrado. Pedidle esta gracia y esforzaos mucho por obtenerla. Los que no perdieron la hermosa virtud de la modestia, siguen ((**It11.242**)) tras el Cordero a donde quiera que vaya y cantan un cántico que ningún otro puede aprender. Mas, por ser una virtud muy frágil, hay que pedírsela a la Bienaventurada Virgen María con vivas y reduplicadas instancias y huir de las ocasiones que puedan hacérnosla perder, como serían ciertos compañeros menos buenos, ciertas palabras que no son buenas, dichas o buscadas en el diccionario. Por caridad, huid de todas las ocasiones. Y poned en práctica todos (**Es11.209**))
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