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también eclesiásticas, que no hilan tan delgado en
este punto. Como que me dijeron: -Hazte sacerdote
y podrás hacer lo uno y lo otro: ganar, comprar,
formar un capital.
Don Bosco. -Ya sé que hay quienes piensan así y
no pocos, por desgracia; y otros, no sólo lo dicen
sino que además lo hacen. Yo no voy a investigar
((**It11.241**)) sus
obras. Lo harán de buena fe o les habrá sido
revelado un Evangelio distinto del que yo conozco.
El hecho es que el Señor habló como antes te dije;
y lo mismo san Pablo y los santos Padres que
comentaron las santas escrituras. (Siguió con
algunas reflexiones más, y terminó augurando a
todos las buenas noches. N. del Cronista).
Tenemos otras dos charlas dadas después de las
oraciones de la noche, durante la novena de María
Auxiliadora. En la primera hace alusión al sueño,
que se leerá en el párrafo siguiente. La alusión
jocosa a <> anuncia la orden
categórica, que más jocosamente todavía dará dos
noches después. En las fiestas se permitía a los
muchachos que gastaran sus dineritos particulares,
pero sólo en la medida señalada por el prefecto y
únicamente en las cosas puestas a la venta en el
Oratorio, y no con moneda contante y sonante, sino
con vales o bonos ad hoc. En tales fiestas se
preparaban puestos de refrescos y de feria, en los
que especialmente se vendían libros a precios muy
reducidos.
18 de mayo. Pedir a la Virgen salud y castidad.
Por fin hemos llegado a la novena de María
Auxiliadora y está ya algo adelantada. Es
menester, pues, que preparéis <> para la
fiesta y el corazón para recibir muchas gracias de
la Virgen María. Entre las gracias que cada uno de
vosotros ha de pedir a la Virgen Santísima en esta
novena, os diré que todos le pidáis especialmente
estas dos gracias. La primera, que María
Auxiliadora os conceda la salud necesaria para
continuar vuestros estudios, a fin de que podáis
prepararos bien a los exámenes; porque, lo queráis
o no lo queráis, ya se acercan y para los que han
de examinarse fuera, apenas si les quedan dos
meses. Es, pues, la hora de pensar en ellos.
Pero la gracia principal que me gustaría
pidierais todos, y que es como la fuente de las
demás, es ésta. Pedidle todos, todos, poder
conservar la hermosa virtud de la modestia. Es la
virtud que más agrada al corazón de la Virgen
María. Si la tenéis, lo tenéis todo. Si os falta,
no tenéis nada. Podemos decir verdaderamente que
esta virtud es la fuente de todas las demás:
venerunt omnia bona pariter cum illa (todos los
bienes vinieron junto con ella). Baste deciros que
el que la posee vuela a ponerse bajo el manto de
María: el que cayó herido, esto es, quien la
perdió, pero después la recuperó y pone todos los
medios para conservarla, ése corre; quien no la
guarda bastante, apenas si camina y quien no la
posee, va arrastrado.
Pedidle esta gracia y esforzaos mucho por
obtenerla. Los que no perdieron la hermosa virtud
de la modestia, siguen ((**It11.242**)) tras
el Cordero a donde quiera que vaya y cantan un
cántico que ningún otro puede aprender. Mas, por
ser una virtud muy frágil, hay que pedírsela a la
Bienaventurada Virgen María con vivas y
reduplicadas instancias y huir de las ocasiones
que puedan hacérnosla perder, como serían ciertos
compañeros menos buenos, ciertas palabras que no
son buenas, dichas o buscadas en el diccionario.
Por caridad, huid de todas las ocasiones. Y poned
en práctica todos
(**Es11.209**))
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