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adelantados en los estudios. Tened en cuenta la
enorme importancia de esto para vuestra vida.
Desearía que en esta novena y en la que haremos
inmediatamente en honor de María Auxiliadora, se
decidiera definitivamente el que deba resolverse.
Pero que ninguno pretenda el estado eclesiástico,
si no es llamado a él por Dios, y que ninguno se
encapriche con otro estado, si la voz del Señor le
llamara al servicio de su Iglesia.
Pero quiero manifestaros aquí un error que
quizá ya lo habéis oído repetir a personas de
autoridad.
-Hazte cura, dicen, y así podrás adquirir una
buena posición en la sociedad y ayudar a tus
padres.
-íAmadísimos jóvenes! No suceda nunca que
alguno de vosotros abrace el estado eclesiástico
para ayudar a sus padres. Elegid para ello otra
carrera y ganaréis todo el dinero que queráis. El
que se hace sacerdote, solamente debe buscar almas
para Dios.
Pero quiero resolveros ahora una objeción que a
este respecto me han hecho ya algunos párrocos y
otras personas distinguidas. Dicen éstos:
->>Cómo se explica que don Bosco sugiera a
algunos de sus muchachos que se hagan sacerdotes,
con tal de que tengan intención de retirarse a una
Congregación religiosa, y, en cambio, si estos
muchachos muestran deseo de quedarse en medio del
mundo, les aconseja que no abracen el estado
eclesiástico?
-La razón, queridos míos, es ésta: hay muchos
que, estando retirados, practican la virtud y
cumplen con diligencia sus deberes religiosos; y
si, por el contrario, se encuentran, ((**It11.239**)) aunque
sea por breve tiempo, en el mundo, no son capaces
de contenerse en medio de tantos peligros como en
él se hallan y no dan buen resultado. Por eso,
cuando veo que un joven, mientras está viviendo en
el Oratorio o en otro colegio, lleva una vida
ejemplar y cuando va de vacaciones a casa cae en
muchos pecados y vuelve a la misma vida que
llevaba antes de venir al Oratorio, y que de
vuelta de las vacaciones veo que de nuevo emprende
con seriedad el cumplimiento de sus deberes y que
es asiduo a las prácticas de piedad, pero que, si
torna a casa de nuevo, se ha de lamentar de las
mismas graves caídas, ah, entonces, si aquel
muchacho me consulta sobre su vocación, yo le
respondo resueltamente:
-Si es tu intención hacerte sacerdote en medio
del mundo, como párroco o coadjutor, de ningún
modo entres por el camino del santuario, que sería
el de tu ruina y de muchas otras almas. Pero, si
te sientes inclinado con recta intención a hacerte
sacerdote, y te decides a llevar una vida retirada
en una Congregación religiosa y regular, de buena
gana te aconsejo y permito que te hagas sacerdote.
Y esto, creedlo, ya me ha proporcionado muchos
disgustos; porque algunos me dicen:
-Don Bosco aconsejó a fulano que vistiese la
sotana y después tuvieron que expulsarlo del
seminario; aconsejó a mengano que se hiciera
sacerdote y ahora el pobre lleva una vida poco
ejemplar.
Pero los que critican no saben que yo aseguré a
estos tales que hubieran podido ser unos buenos
clérigos y unos buenos sacerdotes, pero sólo a
condición de llevar una vida retirada. Ellos
preguntaban en qué sentido y yo respondía en aquel
sentido.
Yo creo, queridos hijos míos, que si vosotros
no olvidáis estos consejos, no tendréis ninguna
intención humana en la elección de la vocación; el
que fuere llamado al estado eclesiástico lo
abrazará, y quien no fuere llamado se quedará
detrás. Así caminaréis seguros por el camino que
elijáis y estaréis seguros de vuestra misma
salvación.
Encomendaos, pues, al Espíritu Santo y a la
Santísima Virgen para que os iluminen y ayuden.
(**Es11.207**))
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