((**Es11.187**)((**It11.214**)) Sin
embargo, se leen en los considerandos de la
sentencia, que tan duramente le castigaban, estas
proposiciones: <>. Nos
parece inexplicable lo que sigue: <>.
>>Entonces la motivación de la sentencia se
fundaba en una mera posibilidad? Declinamos en los
juristas las decisiones del derecho.
El magistrado parecía indicar abiertamente que
él, obligado a infligir un castigo ante lo
inexorable de la ley, encontraba en la intimidad
de su conciencia que la pena era contraria a la
intrínseca alabanza del hecho imputado. Esta
consideración animó a don Bosco a dar un último
paso: recurrió al rey Víctor Manuel II, implorando
la condonación en virtud de los muchos a los
cuales tenía la obligación de atender y sobre los
cuales hubieran recaído las dolorosas
consecuencias del castigo. Hizo el recurso a
través del abogado Vicente Demaría.
El Soberano accedió benignamente, y otorgó la
gracia. El decreto de condonación llególe a don
Bosco en un momento verdaderamente oportuno, a
saber, el día preciso de la partida de sus
primeros misioneros hacia América.
Si elevamos el pensamiento y miramos las cosas
desde lo alto, diremos que en el reino de la
caridad se cumple portentosamente el proverbio de
que <>.
A los hombres caritativos, que nada poseen y se
prodigan a sí mismos para el bien ajeno, se les
concede todo crédito; cuando se trata con ellos,
su palabra y su fe son la mayor garantía. Es la
historia de don Bosco. El empresario Carlos
Buzzetti edificaba por entonces la iglesia de la
Inmaculada en Turín. La Comisión que recogía los
fondos necesarios para la construcción, compuesta
por señores de la nobleza, debíale la cantidad de
treinta mil liras y, para pagárselas, aguardaban a
reunir el ((**It11.215**)) total
del importe. Pero el contratista se negó a seguir
los trabajos, si no le pagaban o le ofrecían una
garantía. Ellos, para animarlo a continuar, le
hicieron observar que cuando trabajaba para don
Bosco, íanticipaba él cualquier suma!
-Para don Bosco sí, respondió; su nombre vale
más que cualquier garantía; y estoy absolutamente
seguro de que la Providencia le enviará los medios
para pagar: después de los años que llevo
trabajando con él no me cabe la menor duda. Pero
no estoy tan seguro de los demás. Es así
precisamente; íen la construcción de la iglesia de
María Auxiliadora se me abonó hasta el último
céntimo!
(**Es11.187**))
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